Venimos de esa conexión innata con el movimiento y también con la quietud que experimentamos desde el inicio en el vientre materno. Ahí ya estamos danzando, pues estamos explorando y reconociendo cada parte de nuestro ser porque tal como he aprendido no sólo bailamos con los pies sino también con los dedos, las manos, los brazos, la mirada. He visto coreografías impresionantes con ojos tristes, marchitos, alegres, tímidos, valientes, seductores, amables, egoístas, generosos, todas miradas que trascienden al infinito. Ah! de seguro, la luna se queda con eso.
También bailamos con la boca. No en vano estallamos en llanto al llegar al mundo dejando atrás el vientre materno. Me detengo nuevamente en este último lugar porque pienso y siento que ése es el primer escenario sin focos, sin cortinas, natural y poderoso que da esa fuerza interna, cósmica que con los años acompañará cada paso. Visto así, todos hemos experimentado ese nido, por lo tanto, por qué no pensar que somos potenciales bailarines y bailarinas. Ah! de seguro, las estrellas dan cátedra sobre eso.
Ya fuera del refugio, la cosa es otra. Y vaya que es otra, pero lo que no cambia es lo que viene del origen y es que de una u otra manera por instinto, razón, corazón vamos configurando movimientos, trayectorias, unas errantes otras asertivas, conquistando espacios. Incluso cuando caminamos regalamos una danza propia llena de historia que va más allá del límite de nuestra ropa, que va más allá de posar los pies en el cemento cuando vamos apurados por cruzar la esquina. Ah! de seguro, la calle es una fuente inagotable de coreografías.
Desde que suena esa alarma cada lunes vamos interpretando y conjugando ese encuentro entre nuestro paisaje interno y el entorno. Atravesamos aire y tiempo. Cuando abrazas a tu hija/o, cuando estás en el agua, cuando juegas con tu perro, cuando disfrutas la llegada del viernes, cuando dices sí, cuando dices no, cuando apuestas por un nuevo rumbo, cuando te despides, cuando te acercas, cuando te alejas, en fin, todo va envuelto en danza, con ritmo. Ah! de seguro, hay una fuerza ancestral que guía el plan.
Todo en el interior es danza. Todo en el exterior es danza. Y es que "antes de palabra somos movimiento" ¿qué tan conscientes somos de aquello?. Es imposible dejar de bailar porque bailar es vivir. Ah! de seguro mi madre sabe tanto de eso.
Le chemin est la danse (el camino es la danza)