Clases de ballet en cuarentena: "También enseñamos valores"

Por Ana González Vañek


El mundo afuera se detuvo, pero la danza no para. En tiempos de cuarentena los bailarines continúan en movimiento, explorando modos de enseñanza-aprendizaje que invitan a transformar, necesariamente, los vínculos pedagógicos tradicionales. Haciendo buen uso de la tecnología, los maestros argentinos Tatiana Gabusi y Javier Abeledo diseñaron un proyecto solidario de clases de ballet online que busca enriquecer la educación en valores de los artistas. Desde el mundo adentro, una nueva mirada de la danza.


Fotografía / Gentileza Tatiana Gabusi


DC: -Considerando la crisis que actualmente sobredetermina el desarrollo de todas las prácticas artísticas ¿Qué factores impulsaron el nacimiento de este proyecto?

TG: Surgió un poco de manera espontánea, como que se fue dando. Mi marca de indumentaria de danza tiene un lema que es “acompañando tu Danza”. Al principio era sólo por el hecho de acompañar con la vestimenta, pero luego, siendo yo docente de danza, me di cuenta de que podía (y quería) acompañar a los bailarines de todas las formas posibles. Entonces, el año pasado se me ocurrió armar un evento gratuito y solidario donde los artistas de la danza podían tomarse fotografías profesionales, adquirir mis prendas y además (la frutilla de la torta), tomar una clase de clásico. Ahí es donde convoqué al Maestro Abeledo, a quien conozco hace varios años: creo que la primera clase que tomé con él fue hace 7 u 8 años. Este año, cuando vi lo que sucedía en el mundo y luego con la declaración del aislamiento obligatorio, comprendí que mis “planes” de volver a hacer un evento de esa índole presencial, no iban a poder ser. Observé lo que estaban haciendo en el resto de los países y lo que empezaban a hacer acá. Las clases de danza pasaron a ser mediante vivos de Instagram donde el docente no veía a nadie, simplemente mostraba las combinaciones, sin posibilidad de corrección o de ver quien realmente estaba haciendo la clase. Esto me parecía muy bueno a modo de promoción, por única vez… Pero no veía que a los bailarines (especialmente a los que están en formación) les pudiera servir. Empecé a averiguar cómo continuaban dando clases en el resto del mundo y ahí encontré las plataformas para videoconferencias o videollamadas. Una vez que entendí cómo funcionaban, volví a acercarme al Maestro Abeledo para contarle mi idea: repetir de alguna manera lo que habíamos hecho en diciembre del año pasado pero de manera virtual, para que los alumnos pudieran tener sí o sí la posibilidad de ser vistos y corregidos. La idea era hacerlo por única vez pero el maestro muy amablemente me propuso que las clases continuaran de manera gratuita y solidaria. Y bueno ¡acá estamos! Ya vamos por la cuarta semana de este proyecto. 
JA: Creo que el principal factor fue la necesidad de continuar enseñando, y en lo personal, me interesó adaptarme a un nuevo sistema que jamás había utilizado.

DC: ¿Cómo se estructura su sistema de clases de ballet online?

TG: El Maestro Abeledo dicta 5 clases semanales de lunes a viernes. Lunes, miércoles y viernes es el turno de los estudiantes con nivel intermedio. Las edades van desde los 10 hasta más de 40 años. Martes y jueves es para los principiantes. Las edades van desde los 8 hasta también más de 40. En ambos grupos, algunos son estudiantes a tiempo completo de danza y otros simplemente por hobbie. Tenemos bailarines de todo el país e incluso de otros países. Además, les damos la posibilidad de tomar una clase complementaria de preparación conmigo de lunes a jueves. En este momento utilizamos la plataforma Zoom que tiene varias facilidades para ver a los bailarines y que ellos puedan ver al docente. Actualmente tenemos cerca de 55 bailarines que están tomando las clases y una lista de espera de 15 personas, a quienes también les damos la posibilidad de tomar las clases si algún bailarín del “cupo estable” necesita faltar. Estoy a cargo de la parte organizativa: los bailarines llegan a mi página y pueden inscribirse en las clases, me encargo de ofrecerles un horario o ponerlos en lista de espera, enviar mensajes y avisos, etc.
JA: El proyecto se dirige a todo alumno que desee participar y tenga el compromiso de mantener una continuidad. Hay clases todos los días en el horario original de las 16 horas. En cuanto al armado de clases, consiste en crear una rutina: clase de barra y algunas combinaciones del centro que resulten posibles de realizar en base al espacio físico que los alumnos tengan en sus casas. Esto se repite toda la semana y cambia en la siguiente. También hemos sumado, desde la segunda semana del proyecto, clases de preparación dictadas por Tatiana, para ofrecer un entrenamiento más completo.

DC: ¿Cuáles son los objetivos generales de su propuesta y qué la distingue?

TG: Entendemos la situación difícil que atraviesan muchas familias y queremos que los estudiantes tengan acceso a las clases, a pesar de la situación que están pasando. No buscamos ser un reemplazo de sus maestros habituales sino un complemento.
JA: Lo que distingue a esta propuesta es que decidimos, junto a Tatiana, que el servicio de clases online sea gratuito. Ante la insistencia de algunas alumnas de querer abonarlas, les propusimos que todo aporte que pudieran o quisieran realizar, lo brindaran a organizaciones y obras de bien público como La Cruz Roja, comedores infantiles, geriátricos, refugios de animales o donde consideren. Cabe destacar que no es obligatorio hacer esto para continuar con el beneficio de la gratuidad de nuestras clases.
TG: Incluso sugerimos que gracias a tener estas clases gratuitas, puedan abonar otras y mejorar su formación. De esta manera, cerramos el círculo de ayuda. 

DC: ¿Cómo describirían el proceso de enseñanza-aprendizaje online siendo el lenguaje corporal la esencia de la danza?

TG:  Es difícil. Creo que nos vamos adaptando día a día. Las plataformas permiten que veamos al alumno en espacios no convencionales o desde puntos de vista incómodos, pero se puede avanzar, se puede corregir y se puede aprender de esta manera. Quizás, en las clases presenciales teníamos la posibilidad, por ejemplo, de acomodar un brazo simplemente por el tacto pero ahora es imposible. Es necesario hacer mucho uso de las metáforas o imágenes corporales para que los bailarines puedan entender lo que les estamos pidiendo. Es un desafío para todos. 
JA: Lo describiría como una absoluta y constante observación, dentro de las posibilidades visuales que brindan los ángulos de las cámaras de cada una de las alumnas. La herramienta que cobra más valor en esta situación es la palabra. Si bien se puede “mostrar” el movimiento, la palabra (como también sucede en un salón de clases) es indispensable.

DC: ¿Qué entienden por comunicar a través de la danza en el marco de este proyecto?

TG: Una mamá que acompaña a su hija en estas clases nos dijo que estábamos enseñando no sólo técnica sino también valores. Como a través de la danza podemos dar sin esperar nada a cambio, nos conectamos con el otro de maneras que, sin estas clases virtuales, hubiera sido imposible.
JA: A través del trabajo en cada clase, intentamos comunicar un mensaje de solidaridad y contención que trasciende, en muchos casos, el mero entrenamiento físico de los alumnos y el acompañamiento de sus familias detrás de la cámara de video-.

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Tatiana Gabusi. Emprendedora a cargo de Tatiana Tenue de Danse. Profesora de Danzas Clásicas egresada de la Escuela Municipal de Danzas José Neglia. Profesora certificada PBT. Licenciatura en Artes (UNSAM) y Carrera en Artes Escenotécnicas Sastrería (ISATC) en curso.








Javier Abeledo. Egresado del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, ex integrante, Maestro, Ensayista y Asistente de Dirección del Ballet Estable del Teatro Argentino de La Plata.