¿A QUIÉN VERÍA POR PRIMERA VEZ?

Por Ana González Vañek
  

¿Por qué no podríamos nosotros comenzar postulando un sueño, un poema, una sinfonía, 
como instancias paradigmáticas de la plenitud del ser y considerar el mundo físico
como un modo deficiente... en lugar de ver las cosas de la manera inversa...?

Cornelius Castoriadis (1)



Fotografía - Gentileza de prensa: Claudia Mac Auliffe


A dónde van los muertos (lado B) es la nueva creación del Grupo Krapp, una propuesta de estructura sencilla que expone, a través de la temática de la muerte, ciertos elementos “invisiblemente” claros. Se trata de una obra conceptual que a partir de un riquísimo cruce interdisciplinario, nos permite atravesar su temporalidad en un recorrido sutilmente dinámico. 

Tiempo y silencio: dos aspectos que por su tratamiento discursivo son para destacar en este trabajo.

Creemos que realizar un exhaustivo análisis reflexivo sería lo mismo que caer en descripciones escénicas o en las limitaciones que impone la semiótica. Lo primero, por tratarse de un esfuerzo inútil por encontrar la verdad oculta de la obra, y lo segundo, por dejar de lado su bello entramado imaginario. 

Luis Biasotto, co-director del grupo junto con Luciana Acuña, considera que “la muerte del hombre (o el cambio de estéticas, o lo que fuere) tiene que ver con su temporalidad, su agotamiento o su transformación…” A partir de esta cuestión, llevaremos a cabo un breve acercamiento desde la Comunicación que, como bien sabemos, es inseparable de la cultura y del contexto donde se la considere.

Desde un punto de vista general, las interpretaciones de Luciana Acuña, Gabriel Almendros, Luis Biasotto, Edgardo Castro y Fernando Tur, la música en vivo, la iluminación y las proyecciones de video, se complementan para poner de manifiesto un excelente trabajo artístico y técnico que contribuye a generar las sensaciones necesarias: éstas no abundan, pero tampoco faltan. 

La puesta en escena nos permite advertir la fluidez del vínculo que establecen los integrantes de un grupo que después de algunos años de ausencia, volvió a la escena de la danza contemporánea porteña para presentar un trabajo diferente a los anteriores y para continuar sorprendiendo por su capacidad de articular heterogeneidad artística y coherencia discursiva. 

La obra presenta una espacialidad bien definida donde pocos elementos distribuidos en la sala se resignifican de manera constante. Algo similar ocurre con los intérpretes cuyos roles, según Biasotto, "son momentáneos por su función física y nada más, ya que no hay una profundidad en la construcción sino que ésta se acerca más bien a la desdramatización, que es algo que nos inquieta bastante".

Desde un punto de vista todavía más cercano a nuestro enfoque, el tema de la muerte es presentado a través de múltiples recursos autorreferenciales, por lo que un público menos especializado podría pensar en la existencia de cierto “hermetismo”... un término que se ha puesto muy de moda en el campo de la danza contemporánea en nuestra ciudad, quizás, porque no se ha llevado a cabo un trabajo de análisis comunicacional en los espacios de emisión –nada que decir sobre los análisis en recepción, que prácticamente no existen-, tarea que no debería corresponder únicamente a los investigadores sino también a la crítica especializada.

La proyección de video con entrevistas a personas con cierto grado de identificación con el espectador, que cuentan sobre su propia muerte, junto con la participación activa del público en escena nos muestran todo lo contrario. Es precisamente un espectador quien abre la pieza planteando ciertas hipótesis sobre la idea de la muerte, un tema con el que –paradójicamente- convivimos sin estar pendientes de él; un tema que será retomado por los intérpretes poniendo de manifiesto cierta ausencia de preocupación, ocultando frente a nuestros ojos algo que ya habíamos decidido ocultar y por esa misma razón, enfrentándonos con ello. 

Lo harán sin solemnidad, sino más bien a partir de la exposición de los propios mecanismos de producción de la obra; juegos, intercambios, repeticiones discursivas, resignificaciones, danza “desdramatizada”, son algunas de estas pruebas que permitirán al espectador formar parte activa en la construcción de sentido de la pieza. En relación con esto, a Luis le interesa la figura de un espectador más abierto, que comprenda que hay otras maneras de ver el arte en la danza: "que no espere nada de nosotros sino de él mismo, que logre salir de la simple mirada pasiva y concluir el trabajo", sostiene.

Por su parte, el silencio se convierte en un elemento crucial en la construcción del tiempo escénico y en un aspecto fundamental en la percepción del tiempo vivido. Podríamos decir que en esta obra la percepción de la muerte es parecida al silencio... un silencio muy brillante y de color rojo, que en algún momento, fue lo más parecido a la vida.

De alguna manera, nuestra cultura jerarquizó la escritura casi como única forma de comunicación, bloqueando la reflexión sobre otras formas y canales. Esto constituye parte de nuestro mundo de significaciones e influye no solo en el espectador a la hora de presenciar una obra, sino también en el creador, especialmente cuando elige posicionarse en el lugar del público -"yo público", dirá Biasotto-. 

Pero una cosa es tomar distancia de la propia subjetividad y otra muy distinta es invertir las posiciones discursivas... Aun así, despojarse del propio sistema de creencias para crear nuevas dinámicas relacionales, no es imposible. Hacerlo conllevaría un trabajo mental más cercano a la imaginación creadora que al razonamiento reflexivo. Y es aquí donde se encuentra el aspecto más interesante de la obra. Adonde van los muertos (lado B) nos lleva, a través de toda su construcción espacio-temporal, a tomar contacto con nuestras propias experiencias y sensorialidad. Y por eso también, con nuestra capacidad de crear: crear nuevas lecturas sobre las producciones artísticas y nuevas instancias de recepción. Ya no hablamos de creer, sino de crear. Con A. Como el otro lado de esta obra que se presentará del 30 de agosto al 4 de septiembre en el Teatro Argentino de La Plata. 

Recordando que toda práctica produce sentido y posee un rol activo en la construcción social de las subjetividades, cabría preguntarse ¿qué significaciones se articulan en torno a una obra cuya temática principal es la muerte? Aquí podríamos hacer referencia a un fragmento de Transformación social y creación cultural (2) donde Castoriadis sostiene que las culturas y las sociedades son mortales. Se trata de una muerte que no es general ni necesariamente instantánea y que podría ser la condición de una nueva vida, la cual es un enigma siempre singular que pondría de manifiesto esos elementos "invisiblemente” claros que mencionáramos al principio: tan claros y tan invisibles como la propia vida, el tiempo, el silencio y la creación… Condiciones de posibilidad de un futuro que ya es, pero aún no existe, y que podría estar invitándonos a dar vuelta todas las preguntas.



Esta obra cuenta con un subsidio del Fondo Metropolitano de la Cultura, las Artes y las Ciencias de la Ciudad de Buenos Aires.



Creación GRUPO KRAPP:

Luciana Acuña, Gabriel Almendros, Luis Biasotto, Edgardo Castro, Fernando Tur.
Dirección
Luciana Acuña, Luis Biasotto 
Música original en vivo
Gabriel Almendros, Fernando Tur
Escenografía y vestuario
Mariana Tirantte
Asistente escenográfico
Gonzalo Córdoba Estévez
Iluminación
Matías Sendón
Dirección video y montaje
Alejo Moguillansky 
Operación video en vivo
Alejo Moguillansky / Ignacio Masllorens
Sonido video y sonido en vivo
Rodrigo Sanchez Mariño / Gabriel Barredo
Imágen video
Agustín Mendilaharzu
Asistecia edición de video
Santiago Esteves


Entrevistados: Julián Tello, Gabriel Barredo, Horacio Barredo, Rodrigo Sanchez Mariño, María Villar, Alejandro Karasik, Nele Wohlatz, Luciana Kirschenbaum, Sebastián Lingiardi, Maitina De Marco, Ambra Maniscalco, Ivan Rudnitzky, Claudia Schijman, Natalí Claut, Gaston Claut, Nicolás Claut, Luis Fernandez Arroyo, Ema Fernandez Arroyo, Martín Sandoval, Guilherme Morais.
Agradecimientos: a Marta Lantermo, Fabián Gandini, Alberto Ajaka, Sala Escalada, Alicia Lelutre, Alejandro Karasik, Espacio Callejón y El Pampero Cine.


Notas:
(1) Hecho y por hacer (1998). Buenos Aires: EUdeBA
(2) Ventana al caos (2008). Buenos Aires: FCE           
Ver también: "Una muerte posible", de Cecilia Cozzarin. Un análisis sobre el trabajo en proceso de esta obra presentado por el Grupo Krapp en el Festival Buenos Aires Danza Contemporáne (2010)