VOLVIÓ UNA NOCHE

Por Ana González Vañek



Fotografía, gentileza de Herminia Jensezian




Con dirección de Herminia Jensezian y las excelentes actuaciones de Juan Manuel Bevacqua, Mariano Karamanian, Cecilia Occhiuzzi, Charly Arzulian, Eleonora Valdez, Carlos Dumanian y la propia Herminia, Volvió una noche se presenta los domingos a las 20 hs. en el bellísimo teatro Tadrón, ubicado en la zona de Palermo (Niceto Vega 4802, esquina Armenia).

Escrita por Eduardo Rovner en 1993 y habiéndose presentado por primera vez en este hermoso espacio en el año 1996 (y en lenguaje armenio), Volvió una noche fue la primera obra que tuvo lugar en el Tadrón. No es poco decir que, por este motivo, fue elegida para conmemorar el festejo de sus 15 años.

El teatro Tadrón fue inaugurado en 1996 privilegiando el lenguaje armenio, y durante todo este tiempo ha desarrollado una intensa actividad. Entre los eventos más reconocidos hay que mencionar la iniciativa del Teatro por la Justicia que conmemora el Genocidio perpetrado por el Estado turco contra el pueblo armenio entre 1915 y 1923. 

Herminia Jensezian, directora del Tadrón (que en armenio quiere decir "Teatro") y cuya ascendencia armenia la sensibiliza ante las injusticias del mundo, considera que los siete años de Teatro por la Justicia reafirman la función social del arte, que nos lleva a reflexionar sobre los problemas que, aún en las sociedades contemporáneas, no hemos logrado resolver. 

Volvió una noche pone de manifiesto, a través de un relato tragicómico, la crisis que experimenta un jóven armenio al tomar decisiones diferentes a las que exige su tradición. De esta manera, la relación con su madre que una noche y después de 10 años decide volver del más allá, podría estar invitando, a través de un recurso metafórico, a experimentar la profundidad de un vínculo que trasciende la vida y hasta la propia muerte. Herminia nos cuenta que, más allá de las características idiosincráticas de la idishe mamme que protagoniza la obra original de Rovner, la relación entre madre e hijo que se pone de manifiesto en Volvió una noche, presenta rasgos casi universales que permitieron su adaptación. 

Por su parte, entre los elementos diferenciales destaca que la madre armenia es más trágica y, en consecuencia, es desde este lugar que se interesa por la realización emocional de sus hijos. En este sentido, una alusión a niños huérfanos en la obra original pudo ser interpretada de otro modo desde la cultura armenia, considerando una posible relación con el aun impune genocidio armenio a mano de los turcos.

Cabe destacar que, entre las modificaciones introducidas por Herminia, se destaca el trabajo con la música: "Desde el comienzo me propuse que hubiera un cuarteto de tango", afirma la directora. Los actores –que ejecutan, al inicio de la obra, el conocido tango "Volvió una noche" de Gardel– fueron elegidos tanto en función de su capacidad dramática como de sus virtudes musicales (dos actores tocan guitarra, uno piano, y también cantan). En este sentido, agrega que "lo más difícil fue encontrar a cada personaje".

Pensando al teatro como una manifestación expresiva y de comunicación artística, atravesado por el contexto mediático contemporáneo, Herminia considera que a través de las redes sociales, por ejemplo, estamos "conectados" y no "comunicados". Asegura que el teatro es un fenómeno de presencia en donde la corporalidad juega un rol fundamental a la hora de comunicar. Al mismo tiempo, el hecho teatral no puede suceder sin el público. En este caso particular, la directora de Volvió una noche confirma que "la respuesta del público siempre fue maravillosa." La interacción entre actores y público es una experiencia irrepetible, inmediata por naturaleza: "La comunicación en el aquí y ahora sigue siendo lo más valioso que tiene el ser humano", sostiene, considerando asimismo que las nuevas tecnologías pueden ayudar a la difusión de actividades -no obstante lo cual fenómenos como el “boca a boca” siguen cumpliendo un rol esencial para la difusión teatral-.

Según la directora de esta novedosa realización, una de las virtudes principales de la obra es conseguir que el público acepte la puesta en suspenso de la realidad que supone el retorno de la madre muerta al mundo de los vivos.

Al ver la obra, pudimos constatar estas apreciaciones. Los espectadores festejan las ocurrencias de esa madre armenia -y quizás también universal- que desea para su hijo un proyecto de vida acorde a sus valores y cultura, lo cual no impide el clímax emotivo de su despedida final cuando la madre, habiendo aceptado que su hijo ha construido su propio destino sin por ello poner en cuestión el amor que los une, decide volver a su descanso eterno. 

Volvió una noche es una maravillosa obra que invita a reir, a emocionarse y a reflexionar sobre las propias relaciones familiares -y por ende también sociales- a través de un sólido trabajo teatral que, a lo largo de todo su recorrido sensible, pone de manifiesto un vínculo constituyente y profundo para todos los seres humanos: el que une a madres e hijos.




Ficha técnico - artística

Autoría: Eduardo Rovner
Actúan: Charly Arzulián, Juan Manuel Bevacqua, Carlos Dumanián, Herminia Jensezian, Mariano Karamanian, Cecilia Occhiuzzi, Eleonora Valdez
Diseño de vestuario: Herminia Jensezian
Diseño de espacio: Herminia Jensezian
Diseño de luces: Herminia Jensezian
Operación técnica: Liliana Mendoza
Asistencia de dirección: Pablo Mascareño
Arreglos musicales: Juan Manuel Bevacqua
Producción ejecutiva: Pablo Mascareño
Coreografía: Micaela García
Puesta en escena: Herminia Jensezian
Dirección musical: Juan Manuel Bevacqua
Dirección: Herminia Jensezian
Duración: 80 minutos