AQUÍ Y AHORA, LA DANZA

Por Constanza Biroccio

IG @toujoursenmouvement


Fuente: Pinterest


Aquí y ahora. Soy. Me muevo. Existo.

Cada día es una nueva aventura que comienza a escribirse corporalmente. 

Mi cuerpo traza líneas que se esfuman como el viento, que acaricia mi rostro y desaparece. ¿Cuánto tiempo dura? Sólo un instante, pero es eterno, pues lo realmente significativo queda grabado en mi alma: es efímero y duradero.  

Respiro y doy vida a cada parte de mi cuerpo, que sólo quiere moverse. Traduzco con él lo que mi boca calla. ¿No puede, o no quiere hablar? Es una elección. Decido usar el instrumento más puro que tengo para comunicarme: mi cuerpo. Agradezco poder bailar y encontrar un lugar dónde hacerlo. 

Mi cuerpo ya no es mío: el movimiento me habita y crea poesía. 

Me siento enorme, aún siendo pequeña en comparación con la inmensidad que hay a mi alrededor. Inmensidad natural, inmensidad cultural, inmensidad de la ciudad. Estoy, aquí y ahora: siento, vivo, existo, bailo… Soy.


La felicidad de aquel instante efímero que pasó rápidamente, perdura en la intensidad con que fue vivido. Me siento vacía, mis sentimientos dejaron mi cuerpo para convertirse en danza. 
La danza es efímera. Puedes moverte en un instante y el mismo desaparece, dejando registrado el momento en el alma de todos aquellos que presenciaron tu danza.


Tu danza ya no te pertenece: hay otra mirada que la resignificó.


Todo vuelve a comenzar...

Aquí y ahora. Soy, me muevo… existo.