Por Ana González Vañek
IG @anagvblog
"Quizás haya una vida después de ésta, no sé lo que nos espera,
pero sé que nuestra riqueza en la tierra, es la voluntad"
Isadora Duncan
Merci pour la vraie danse ~ Gracias por la verdadera danza
Hace un tiempo encontré en IG esta foto que alguien tomó en París. Es la tercera que encuentro donde se lee con claridad el mensaje que escribí en 2016 en español y en francés, y que hasta hoy permanece intacto. El mensaje en francés se ve sobre la placa, y el mensaje en español, que escribí al costado, no alcanza a verse aquí.
Más allá de saber que la muerte no existe, y que su alma -como todas- trasciende la materia desde un principio, fue muy conmovedor encontrarla.
Intuí -por eso lo hice- la importancia de dejar la huella de mi paso, y como no tenía marcadores ni nada, escribí aquel perdurable mensaje con lo único que encontré en mi bolso: un delineador de ojos que, causalmente, había olvidado guardar la noche anterior.
Isadora fue una gran fuente de inspiración en mi vida. Leer su autobiografía en el año 2005 y en plena finalización de mis estudios universitarios, significó un antes y un después.
Lamentablemente, su propuesta, que trasciende lo artístico para ser radicalmente humanitaria, no ha sido 'des-cubierta' en su totalidad (incluyendo a gran parte de la comunidad de la danza), ya que hacerlo implicaría llevar a cabo un arduo -y más que necesario- proceso de deconstrucción individual y colectiva, llegando así a prescindir de cualquier otra forma de danza y discurso, que no sean aquellos que brotan de las profundidades del alma, esencia única e irrepetible para cada ser, al igual que el propósito que ha venido a cumplir.
¿Qué podría ser más importante que vivir en coherencia con la misión del alma?
A medida que pasan los años, más admiro su coraje, sabiduría, valentía y capacidad de visión, ya que supo, únicamente a través de su danza, darse cuenta a tiempo, de lo único que importa.
Gracias por la verdadera danza.