DE LA PACIENCIA Y OTRAS CANCIONES

Por Lucero Dávila

IG @lucerodavilaarte


Fuente: Pinterest


Un, dos, tres, cuatro; un, dos, tres, cuatro; un, dos, tres, cuatro… y podemos seguir a este ritmo, indefinidamente; pero lejos de ser algo tedioso, rutinario y aburrido, resulta ser todo lo contrario.

En la danza, la repetición es el eje principal de su aprendizaje, además de un conjunto de fases sucesivas que disfruto muchísimo. Tener la capacidad de replicar una instrucción con mi cuerpo y ver cómo se transforma en movimiento natural, es un tránsito fascinante y maravilloso que me llena de alegría.  

El acto de repetir algo constantemente podría llevar a muchos a la locura; pero en la danza, la reiteración de un ejercicio requiere el desarrollo de la paciencia, la misma que se va sembrando en cada práctica y poco a poco se expande a los demás aspectos de la vida. Hacer lo mismo rutinariamente y exigirte mejorar en cada momento del trabajo, requiere fuerza de voluntad para dominar el carácter impulsivo y voluntarioso con el que nacimos algunos. Pretender, ya mismo, hacer un arabesque y saltar por toda la sala, no es posible; debes aprender mucho, entrenar tu cuerpo y colocar tu atención en los detalles durante cada ejecución que conlleva el proceso. No podrás lograrlo sin antes probar tu fortaleza de carácter, reforzando la paciencia. 

Pararte firme frente al espejo, tocar suavemente la barra, apretar el estómago, los glúteos, ejecutar lentamente un relevé mientras escuchas el compás del: un, dos, tres, cua.., vez tras vez, no sería posible si primero no escuchas la canción que la paciencia entona dentro de ti.  

De repente, te das cuenta de que mientras tu cuerpo se va volviendo firme, tú soportas el tráfico sin reclamar como lo hacías antes; ahora esperas con tranquilidad en la cola del cajero, miras el cielo mientras aguardas el cambio de luz en el semáforo y caes en la cuenta de que es celeste, tiene nubes y siempre estuvo allí. Sabes que ahora puedes escuchar con calma la melodía del mundo y confiar en el tiempo perfecto para recibir lo que la vida tiene para ti. 

La paciencia es una virtud que todos podemos desarrollar si no nacimos con ella. Habrá momentos en los que será difícil y otros, en los que será aún más difícil; pero si encontramos un espacio, un ejercicio o una persona que nos ayude; la práctica de ella no sólo será buena para nosotros, sino también, para quienes nos rodean.

Aprender a tener paciencia se convertirá en un trabajo diario, en un enfoque y estudio constante de cómo y quienes somos. Pero cuando encontremos ese algo que nos ayude, que nos lleve a recordarlo diariamente, empezaremos a comprender que tenemos de dónde sujetarnos en esos días complicados, y aunque no siempre podamos ser pacientes, sí podremos recordar cómo serlo, porque habremos aprendido a estar quietos y a soltar la barra que nos sostiene para pararnos en equilibrio sobre el espacio pequeño de nuestras falanges, durante un breve instante. Al intentarlo nuevamente, una y otra vez, lograremos sostener la posición durante períodos más largos de tiempo, hasta que, el hacerlo, ya no demande tanto esfuerzo, y cada repetición lo lleve a convertirse en un acto orgánico, lo cual hará que parezca que nacimos con la capacidad de lograr ese relevé.

Fue la danza quien me mostró este abanico de hechos posibles. No soy la persona más feliz del mundo; al menos, no siempre; tampoco soy la más paciente: me cuesta demasiado; pero soy alguien que puede recordar cuándo lo fue y lo que encontró en sí misma para llegar allí. Entonces, ciertamente, la paciencia es una canción que se repite en el Ipod de nuestro interior, la que vamos tarareando mientras revivimos cómo fue ese instante, esperando que un día se impregne en nosotros para ayudarnos a resolver con mayor facilidad los problemas que nos asaltan, o las vicisitudes con las que, a veces, la vida nos sorprende. Por tanto, estaremos listos -como dije antes-, para escuchar con calma la melodía del mundo y confiar en el tiempo perfecto para recibir lo que la vida tiene para todos nosotros.

NADA ESTÁ ESCRITO DE MANERA PERMANENTE

Por Patricia Rojas Pérez

IG @darlevozalcuerpo


Fuente: Pinterest (Nora Daniel)


Mi vida está escrita en mi cuerpo, relata mi historia y la manera en que me posiciono en el mundo, reflejando cada vivencia experimentada. Mi cuerpo se transforma en una bitácora, registra mi ruta, aquella que lo direcciona para comunicarse con el exterior, volviéndose protagonista de mi andar.


El ritmo y la melodía de mi cuerpo reflejan mis sentires y sensaciones, se transforman en un reflejo de lo individual y lo colectivo.


Durante los últimos años, el camino de regreso a mí, a través de mi cuerpo, se ha transformado en una herramienta de autocuidado, pero no siempre fue así; viví anestesiada y sobreadaptada a un sistema en el que nunca lograba comprender lo que me sucedía y que constantemente me decía “que había algo malo en mí”.


La primera vez que dancé sin estructura y patrón de movimiento, sentí pánico; mi cuerpo se paralizó, la ansiedad se expandió y mi ritmo cardíaco se aceleró. ¿Por qué?, se preguntarán. Porque mi cableado interno, acostumbrado, a seguir el curso lineal de la vida y las expectativas acordes a ella, no comprendió esta consigna de libertad. Pero, a diferencia de otras ocasiones, me permití traer todas esas sensaciones al presente. ¿Qué cambió? Miré a mi alrededor, sentí que era un espacio seguro para mostrarme, y fue entonces cuando percibí, por primera vez, que nadie iba a juzgar la forma en que mi cuerpo quería moverse.


Los movimientos empezaron lentos, caminé por el espacio al ritmo de la música, observando y sintiendo la energía de mis compañeras. Fui moviendo lentamente partes de mi cuerpo, hasta que la confianza se expandió y me entregué a la danza.


Y fue allí donde se sembró una nueva semilla en mí: me di cuenta de que podía transformar a través del movimiento; que cada vez que me permitía hacerlo, el desenlace de esa experiencia era una sensación que no estaba en mi registro corporal, pero que me entregaba mucho bienestar. 


De manera paulatina, fui explorando y ampliando los movimientos, reconociendo que en ese presente danzado estaba mi medicina, pues empecé a ser mi refugio, siendo consciente de la manera en que me estaba habitando, para permitirme una nueva historia, donde soy capaz de percibir mi sentir.


Volver a confiar en la sabiduría de mi cuerpo no ha sido un camino fácil. Ha significado dar voz a aquellos capítulos de mi historia que por años, estuvieron encapsulados, buscando ser escuchados pero siendo silenciados por el ritmo y las exigencias del sistema: el mismo sistema que nos ha hecho creer que debemos movernos y encajar, todas las personas, en un mismo ritmo.


Sin embargo, cuando danzamos tenemos la posibilidad de buscar el ritmo natural individual, que viene desde adentro y está impreso en nuestra fisiología.


Conocer el cuerpo es conocer nuestro mapa, es saber cómo y dónde estoy para empezar a buscar nuevas rutas que me permitan transitar mi presente con mayor claridad.


El día que volví a conectar con mi luz, la oscuridad no me dio tanto miedo. Aprendí a danzar con ella, a amigarnos, y me ha ayudado a visualizar cómo quiero habitarme, entendiendo que, para ello, requiero pasar por todas las estaciones, por sus ritmos y melodías. 


PROVERBIOS DEL INFIERNO

Por William Blake



Oberon, Titania and Puck with Fairies Dancing - William Blake


A la atareada abeja no le queda tiempo para la pena.

Aquel cuyo rostro no irradia luz nunca será estrella.

Así como el arado sigue a las palabras, Dios recompensa las plegarias.

Como el aire al pájaro o el agua al pez, así es el desprecio para el despreciable.

Conduce tu carro y tu arado sobre los huesos de los muertos.

Crear una florecilla es labor de siglos.

Cuando ves un águila, ves una porción de Genio: ¡Alza la cabeza!

Del agua estancada espera veneno.

Dejad que el hombre vista la melena del león y la mujer el vellón de la oveja.

Donde no está el hombre, la naturaleza es estéril.

El alma rebosante de dulce deleite jamás será profanada.

El acto más sublime consiste en poner a otro delante de ti.

El ave un nido, la araña una tela, el hombre la amistad.

El cuervo quisiera que todo fuese negro; el búho, que todo fuese blanco.

El débil en coraje es fuerte en astucia.

El egoísta y sonriente necio y el necio que frunce malhumorado el ceño han de considerarse sabios, y podrían ser medidos con la misma vara.

El exceso de pena ríe; el exceso de dicha llora.

El gusano perdona al arado que lo corta.

El júbilo impregna; las penas engendran.

El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer, tal como el león no interroga al caballo sobre cómo atrapar la presa.

El mejor vino es el más añejo; la mejor agua, la más nueva.

El necio no ve el mismo árbol que ve el sabio.

El perfeccionamiento traza caminos rectos; pero los torcidos y sin perfeccionar son los caminos del Genio.

El rugir de los leones, el aullido de los lobos, el oleaje furioso del mar huracanado y la espada destructora, son porciones de la eternidad demasiado grandes para que las aprecie el ojo humano.

El zorro condena a la trampa, no a sí mismo.

El zorro se provee a si mismo; pero Dios provee al león.

En años de escasez, usa número, peso y medida.

En tiempos de siembra aprende, en tiempos de cosecha enseña y en el invierno goza.

¡Escucha los reproches de los tontos! ¡Forman un título real!

La altivez del pavo real es la gloria de Dios.

La cabeza lo Sublime; el corazón, lo patético; los genitales, la Belleza; manos y pies la Proporción.

La cisterna contiene; el manantial rebosa.

La condena estimula, la bendición relaja.

La desnudez de la mujer es obra de Dios.

La eternidad está enamorada de las creaciones del tiempo.

La exuberancia es belleza.

La ira del león es la sabiduría de Dios.

La lujuria del chivo es la liberalidad de Dios.

La necedad es el atuendo de la bellaquería, la vergüenza es el atuendo del orgullo.

Las horas de la locura las mide el reloj, pero ningún reloj puede medir las horas de la sabiduría.

¡Las plegarias no aran! ¡Los elogios no cosechan!

Las prisiones se construyen con piedras de Ley; los burdeles con ladrillos de religión.

La prudencia es una fea y rica solterona cortejada por la incapacidad.

La rata, el ratón, el zorro y el conejo vigilan las raíces; el león, el tigre, el caballo y el elefante vigilan los frutos.

La senda del exceso lleva al palacio de la sabiduría.

La verdad nunca puede decirse de modo que sea comprendida sin ser creída.

Las alegrías no ríen. Las tristezas no lloran.

Lo que hoy está probado, en su momento era sólo algo imaginado.

Los ojos del fuego, las narices del aire, la boca del agua las barbas de la tierra.

Los tigres de la ira son más razonables que los caballos de la instrucción.

Mejor matar a un niño en su cuna que alimentar deseos que no se llevan a la práctica.

Ningún alimento sano se atrapa con red ni trampa.

Nunca el águila malgastó tanto su tiempo como cuando se propuso aprender del cuervo.

Nunca sabrás lo que es suficiente a menos que sepas lo que es más que suficiente.

No hay pájaro que vuele demasiado alto si lo hace con sus propias alas.

Piensa por la mañana, actúa a mediodía, come al anochecer y duerme por la noche.

Quien desea y no actúa engendra la plaga.

Quien ha sufrido tus imposiciones, te conoce.

Quien recibe agradecido da copiosas cosechas.

Si el león recibiese consejos del zorro, sería astuto.

Si el necio persistiera en sus necedades llegaría a sabio.

Si otros no hubiesen sido tontos, lo seríamos nosotros.

¡Suficiente! o demasiado.

Sumergid en el río a quien ama el agua.

Tal como la oruga elige las hojas mejores para depositar en ellas sus huevos, el sacerdote lanza sus imprecaciones para los más dulces goces.

Todo lo que es creíble, es una imagen de la verdad.

Un cuerpo muerto no venga injurias.

Un pensamiento llena la inmensidad.


William Blake

Nació en Londres el 28 de noviembre de 1757. Poeta, místico y grabador que fié prácticamente desconocido durante su vida es hoy considerado un artista al completo, dada la relación entre su pintura y sus poemas; según publicó el periódico «The Guardian», «William Blake es con gran margen el mayor artista que Gran Bretaña ha producido». Murió en Londres el 12 de agosto de 1827.


¿SER O NO UNA BAILARINA?

Por Laly Alejandra Balcazar Arévalo

IG @lalybalcazar


Fuente: Pinterest


Hace casi 3 años, durante una conversación con profesionales de la danza donde se hablaba sobre las capacidades de ciertos estudiantes -e incluso, se puso en tela de juicio mi capacidad para ejecutarla- una frase fue sembrada en mi cabeza. Aquel día escuche: "Tú no tienes las capacidades". Una pequeña frase bastó para alojar esa inquietud en mí, dejando una incógnita en el fondo de mi mente. Y aunque pensándolo fríamente, siempre me dije que aquella persona no sabía de dónde yo venía, ni podía juzgar desde su experiencia -diferente a la mía- en la danza, debo confesar que sus palabras me generaron malestar, lo que instaló ciertas dudas en mis profundidades; quizás, porque venía de una persona que admiraba debido a su trabajo y su visión sobre la danza.

Luego de casi 3 años, puedo decir claramente que aquella frase sólo fue infundada por los resultados obtenidos en unas cuantas horas de clase, donde los -muchas veces- mal llamados maestros, pretenden transmitir tradiciones de otras regiones cuando, en realidad, las mismas se nutren de las vivencias y las historias de los territorios a los que pertenecen. En aquella época estaba iniciándome en las danzas folclóricas de mi país, las cuales había decidido buscar después de llevar muchísimos años inmersa en otra cultura, totalmente diferente a mi cultura de nacimiento. Aunque fue una experiencia enriquecedora a nivel humano, fue supremamente frustrante a nivel dancístico. En efecto, las danzas tradicionales en la ciudad y en territorios distintos a su lugar de nacimiento, sí o sí sufren grandes transformaciones.

El simple hecho de salir del territorio y ser practicadas por personas de la ciudad, ya conlleva grandes cambios. Corporalmente, en la ciudad somos distintos. Caminamos y nos relacionamos de manera distinta con nuestro entorno y con la naturaleza. Nuestro funcionamiento citadino hace que así sea. Pretender adoptar corporalmente una técnica perfecta de una danza tradicional en sólo 3 o 4 meses de práctica, es algo totalmente ilusorio, como escuchar hablar de técnica para danzas que se practican en las diferentes poblaciones del territorio nacional, y donde cada comunidad y cada persona le dan un sabor y una ejecución distinta. En mi caso, era ilusorio pretender instalar en mí ciertos movimientos -e incluso, ciertos ritmos- viniendo yo de tantos años de práctica en otras danzas. Estas danzas habían modificado mi cuerpo, algo de lo que sólo pude ser consciente estando allí una vez más, como estudiante de otros estilos. 

Fue una situación bastante interesante, encontrarme allí, dudando de mis capacidades para ejecutar las danzas de mi país, luego de llevar tantos años sumergida en otra cultura absolutamente diferente. La vida me había dado la oportunidad de estudiar danzas supremamente ancestrales y tradicionales, las cuales tenían bastante exigencia a nivel del trabajo corporal e intelectual. Aún hoy en día sonrío imaginando a aquella persona, a su turno, tratando de aprender en sólo unos meses lo que a mí me ha llevado años de práctica y entrega para lograr interpretar mínimamente, lo que realmente hacen las personas de origen en las danzas que practico. La expresión “mínimamente” no significa que lo haga mal, o no lo haga lo suficientemente bien. Pero considero que las personas que son del origen de estas prácticas, traen en sus cuerpos información ancestral, y se bañan diariamente en la cultura de origen, lo que, en la ejecución marca una gran diferencia. 

De allí nace la pregunta: ¿ser o no una bailarina? Lo cierto es que existen en el mundo muchos estilos de danzas y múltiples técnicas, como existen múltiples maneras de vivir y de experimentar la danza. Aun así, considero que la danza no debe limitarse. Nuestro arte es un increíble camino de transformación para el ser humano, independientemente de su origen y estilo. Sin duda, la danza nos permite conectar con nosotros mismos y con nuestro cuerpo, el primer territorio que habitamos. La experiencia en la danza puede llevarnos a conexiones inimaginables, que van más allá del plano físico. La posibilidad de vivir la danza de diferentes maneras es tan grande como la cantidad de estilos y técnicas existentes, y sus múltiples beneficios pueden, incluso, salvar una vida.  

Hacerse profesional en la danza, conlleva grandes responsabilidades, como la formación y la entrega para lograr los objetivos deseados. También, de cierta manera, se convierte en  un estilo de vida para lograr lo que se desea desde la posición de bailarín profesional. Enseñar danza es una inmensa responsabilidad, porque nos convertimos en transmisores de tradiciones y técnicas, donde se debe ser honesto y aplicado con la formación. A nuestro turno, es lo que se entregará a los estudiantes para evitar cometer errores, como limitar a las personas por sus capacidades, o quedarse en el juzgamiento de una buena o mala ejecución.  

En el camino de estudiar las danzas tradicionales de mi país, tuve también la oportunidad de iniciarme en la danza contemporánea. Es otro estilo, ajeno a mí, el cual, hasta aquella época, me había costado entender. Sin embargo, la experiencia con esta danza fue distinta y muy enriquecedora. En ella encontré profundidad y conexión, aquello que mi ser venía experimentando desde años atrás con mis otras prácticas. Sin duda alguna, el maestro fue sumamente importante. En alguna ocasión, sus consejos fueron vitales para continuar y entender muchas cosas. En varias oportunidades me habían criticado por tener la danza que practico demasiado instalada en mi cuerpo y, al parecer, notarse demasiado el estilo del que vengo al momento de ejecutar cualquier otra. Por el contrario, este maestro me decía: “tú no debes deconstruir nada. Lo que tienes, hace parte de tu trayectoria y de tu camino, y es con eso que debes seguir construyendo lo que sea que desees hacer con las nuevas experiencias”. Fue sin dudas, el consejo más sabio que pude recibir en aquel momento. Esto me ayudó a continuar con mi formación, y a seguir disfrutando de la experiencia sin mayores dificultades. 

Para concluir a la pregunta que genera este escrito, invito a mis lectores a vivir la experiencia de la danza sin distinción de origen o técnica; sencillamente, escuchando lo que su cuerpo y su ser experimenta con este maravilloso arte que despierta y hace vibrar el alma. La danza nos acerca a nosotros mismos, nos permite conectar con los demás y, sin duda alguna, nos conecta con la grandeza de la divinidad que hace posible la magia del movimiento en el cuerpo, a través de lo que experimenta el ser.


ABRAZADA CON EL AMOR

Por Ana González Vañek

IG @anagvblog


La danza nos une en el amor. Lo digo siempre, y lo reconfirmo cada vez que el sendero de mi propósito se ilumina con las mágicas señales que me acercan a quienes lo nutren y enriquecen con su sabiduría. En este milagroso camino de manifestaciones, tuve el placer de conocer a Raquel Saez, Médium y vidente española, cuyos dones la han llevado a comprender la importancia de escuchar la voz del propio corazón, por sobre todas las cosas. Raquel sostiene que "toda comunicación está abrazada con el amor". No es casual que la danza haya sido parte de su vida y que hoy tengamos la posibilidad de cocrear esta hermosa entrevista donde la pureza de la inocencia se enlaza con su profunda experiencia, y donde las certezas que brotan del conocimiento de nuestra verdadera esencia confluyen como un puente de amor, entre el cielo y la tierra.


Fotografía - Gentileza Raquel Saez


AGV: -¿Cómo describirías el inicio de tu recorrido en este hermoso camino de evolución que es la mediumnidad?

RS: Desde aquella noche, con 7 años de edad, donde tumbada en mi cama durmiendo vi a aquella señora vestida de negro observándome y el terror recorrió cada poro de mi piel, hasta el día de hoy, ha habido muchos sucesos y experiencias excepcionales. El camino no ha sido fácil, tuve que romper con un gran tabú familiar: el miedo a desarrollar estas capacidades. Tuve que andar sola, puesto que nadie reconocía lo que me pasaba, y sujetar con los brazos del silencio todo lo que veía más allá de esta dimensión. Fue tan solitario el camino que caí en una grave anorexia, eligiendo este trastorno como modo de suicidio. No fue hasta que expresé en alto al universo “Ayuda”, que no salí de aquel miedo paralizante. La primera vez que me formé, sentada en la silla, entré en trance de un ser querido fallecido de una compañera y pude comprobar que toda la información era cierta y que, desde luego, tenía un propósito. La felicidad y la plenitud que bailaba en mi ser, hacía presagiar que una de mis misiones de vida era poder ser un puente entre almas. Lo cierto es que no cambiaría ninguna experiencia vivida hasta ahora, ya que tanto aquel espíritu perdido en aquella casa, como todo lo que he ido sintiendo, han sido grandes maestros para mí. Tengo claro que no estaría hoy en el punto donde me encuentro, sin todo ello. Sé que mi alma lo eligió antes de venir a la tierra. Lo honro y lo venero, sintiéndome dichosa de todo cuanto he evolucionado. En la actualidad puedo compartir toda aquella experiencia y ser la voz del otro lado a través de consultas, formaciones y conferencias, tanto a adultos como a la infancia.

AGV: Considerando el escepticismo y desconocimiento de tantas personas ¿Qué aspectos considerás relevantes al momento de comunicar tu propósito?

RS: Cuando el alma encarna en el cuerpo, lo hace a través de muchas leyes. Una de ellas es la ley del olvido. El propósito de toda alma es, sin duda, recordar en esta experiencia terrenal cuál es su verdadera esencia y de dónde proviene. Es de este modo como viviendo el opuesto (enfado, odio, juicio...) tiene la gran oportunidad de elevar su consciencia con el objetivo de acercarse a la fuente de luz (dios, o como cada quien lo quiera nombrar). No hablamos de creencias: “creo que hay algo después de la muerte”, sino de hechos. El alma encarna en un vehículo llamado cuerpo, en esta escuela, la Tierra, para, a través de la dualidad y la sensación de separación, llegar a lo que consideramos la iluminación; la conexión absoluta entre el cielo y la tierra, sabiendo que todo en sí está impregnado de amor y que tú eres yo. Es así como el alma viene con un propósito único dejando una revelación en la tierra, o lo llamado misión de vida. Si uno se pierde en el ego y la rueda infinita del samsara, a través del ego y del juicio externo, repetirá las vidas que tengan que ser necesarias para ir conectando con la luz divina que porta. Todos hemos estado dormidos, pero en algún momento de nuestra línea de vida se nos abrirán experiencias que transformen nuestra identidad; lo llamado: la noche oscura del alma. Podrá ser a través del dolor de una pérdida de un ser querido, una ruptura, etc… La sombra hará de empuje para que me quite el velo de los ojos y mire a través de la pantalla ficticia que hemos creído que es la vida. Si no lo hago, me traerá un gran sufrimiento interno, puesto que nos habremos alejado del núcleo de nuestra chispa divina. Como me dijo un gran guía en un viaje astral: “Vivid la vida como si de un sueño se tratase”, refiriéndose a que la realidad opera en el otro lado, en el más allá. La escuela es de paso para el alma. Hay que recordar que aquí venimos todos con un gran propósito: ser felices. Para los que leen estas líneas, os invito a que cerréis los ojos, pongáis vuestras manos en el corazón y, acallando la mente, sintáis el susurro de vuestra alma hablar. El universo y todos aquellos ancestros transcendidos os acompañan de un modo infinito.

AGV: ¿Por qué es fundamental que nuestra humanidad conozca el vínculo inherente entre cuerpo material y espíritu? 

RS: El espíritu necesita del vehículo terrenal para obrar en este planeta Tierra, el cual está considerado el lugar del tiempo y el espacio finito. En el otro lado, nuestro hogar, no existen estas características. Todo es de un modo infinito y pertenecemos a un todo, no existiendo la sensación de la separación. Uno de los propósitos que trae el alma al venir a este planeta, es el de manejar la materia y la energía al igual que en el más allá. Por ello obramos con la gran capacidad de manifestar y cocrear todo lo que queramos. El universo escucha nuestros pálpitos a través de nuestras emociones y sensaciones, así como también nuestros pensamientos. Todo lo que le enviamos constantemente al universo, se nos es devuelto. Por lo tanto, es importante establecer la dirección directa de: “Como es arriba es abajo”. Todo cuanto ocurre a nuestro alrededor es una proyección de todos aquellos aprendizajes que debemos trascender. Las parejas que vienen a nuestra vida, el hogar que tenemos, la relación con nosotros mismos y las enfermedades o dolencias que acarrea el cuerpo. Esto último, es un gran indicador de que existe una energía desequilibrada que no atendemos. Es decir, un conflicto no resuelto tanto de mi camino como del transgeneracional. Atender a las llamadas de nuestro vehículo material, cuidarlo y atenderlo como un gran templo, es importante, ya que es gracias a éste que podemos continuar en esta maravillosa travesía llamada Vida.

AGV: A partir de tu experiencia en el trabajo con niños ¿Cómo se manifiesta su comunicación con el mundo espiritual?

RS: Los niños/as, hasta los 9 años de edad aproximadamente, no pierden la conexión con el otro lado. Son grandes maestros adheridos a la otra dimensión. Por lo tanto, hablan con naturalidad de múltiples aspectos espirituales; como ver a un ser fallecido, recordar sus últimas vidas pasadas o saber el propósito y misión de vida, tanto en el árbol familiar como en su camino álmico. Al estar fuera de juicios internos y vivir más en el presente, desde la pura inocencia y el amor, su comunicación es meramente natural, a través del juego y del disfrute. Aún recuerdo, en el último taller que realizamos, cómo un niño hizo una sesión de Mediumnidad desde el más puro amor, canalizando a una hermanita fallecida de una de las alumnas del círculo. Simplemente conectó su amor al amor tan profundo de aquella niña transcendida que nos rodeaba. Sin florituras, sin rituales, desde la más pura naturalidad. Por ello insisto en que la Mediumnidad es un don inherente que todos portamos dentro. Viene en la esencia de todas nuestras almas. Se diferenciará, en que algunas de ellas vengan con un don más desarrollado y ampliado que otras. Como punto importante, todos los niños que vienen a la tierra, son grandes maestros con una iluminación ampliada. Hay que darles voz, pues son, como he apuntado anteriormente, grandes maestros en nuestro mundo. Cada uno de ellos tendrá una esencia, una conexión que sea necesaria para desarrollar su espiritualidad. Desde una conexión muy profunda con la naturaleza, con los animales, los minerales, etc… Deben tener un espacio de conexión con ellos mismos, el cual les ayude a expresar todo lo que ven y canalizan diariamente. Son niños/as que vienen no sólo a despertar a sus padres, sino a toda la humanidad. Mi propósito, sin duda, es generar un espacio donde la infancia pueda desarrollar esta área espiritual, observando a otros iguales que también portan estos dones. Como me dijo un niño en un taller: “A este espacio deberían venir todos los niños del mundo, te cambia la vida”; frase que sigue iluminando mi corazón.

AGV: En un mundo que pretende la normalización y adaptación a un sistema ¿De qué manera podrían los adultos contribuir al desarrollo de sus dones?

RS: Cuando un niño/a, entra a una familia y porta esta sensibilidad, lo primero que está proyectando es el despertar de los progenitores. Siempre nos recorre un pensamiento unilateral de ayudar al otro. Pero desde una perspectiva álmica, cada miembro de la familia nos está proyectando un aspecto de nuestra alma que debemos trabajar. Si tu hijo/a o sobrino/a porta una alta sensibilidad, la mayor ayuda será que tu desarrolles tus capacidades primero. En el momento que lo hagas, abrirás un gran camino de luz, desbloqueando todo lo que ha conllevado callar dicha sensibilidad y, por lo tanto, liberando ciertas dificultades en el camino de este niño/a. He podido observar cómo ha cambiado la relación entre los hijos y sus padres una vez realizado el taller. He podido darme cuenta de la importancia de dar voz a estos niños. Se produce una liberación inmensa del clan. No es que el niño/a sea escuchado, sino que todo el árbol lo ha sido. Decir que no a nuestra esencia espiritual, es decir que no a la identidad que nos caracteriza. Proporcionad un lugar, como un pequeño altar en el que este niño/a pueda tener sus objetos favoritos. Jugad cada día a adivinar donde se ha escondido un objeto, realizad meditaciones o momentos de silencio. Simplemente escucharos vosotros mismos primero para poder escuchar a vuestros hijos. Sin duda, os sumergiréis en una gran aventura de crecimiento espiritual conjunta que cambiará la perspectiva y rumbo de vuestras vidas.

AGV: ¿A qué creés que se debe el silenciamiento social de la espiritualidad, siendo que tantas personas a lo largo de la historia, han dado cuenta de su existencia?

RS: Estamos en un punto de la existencia planetaria donde justamente, se está cayendo el sistema como lo tenemos conocido. Es el inicio de una posible nueva era. Tanto la economía, la religión o la política, como lo conocemos en la actualidad, va a transformarse. Hasta ahora, hemos sido gobernados por unos cuantos, a través del miedo, de los dogmas y su moralidad: “Si no haces esto, irás al infierno, si haces lo otro, irás al cielo”. Gobernados de este modo, promueve el silencio de nuestro poder interior. Para que la tierra pase a la próxima quinta dimensión, es necesario que la masa crítica de luz despierte, siendo consciente de la chispa divina que es y de donde proviene. Así, a través de un entendimiento profundo, del conocimiento exacto que somos amor y practicando todas estas instancias, será como la sombra absoluta quede en un segundo plano. 

AGV: Considerando los momentos que atraviesa nuestra humanidad ¿De qué manera podría, la comprensión de nuestra verdadera naturaleza, contribuir a la cocreación de un nuevo mundo?

RS: Para poder contribuir a un bien mayor, debemos empezar con un trabajo interior. Debemos reconocer cuáles son nuestras sombras, no luchando contra ellas, ni escondiéndolas, sino aceptando e integrando. Sabiendo que actúan como propulsoras de un crecimiento de consciencia. Cuando despertamos en nuestra espiritualidad, es un tanto peligroso caer en lo llamado “Ego espiritual”, donde el ego del despertar y la iluminación imperan de tal manera, que nos hace caer en la creencia que soy más que otro por el hecho de haber recordado una parte de nosotros. Como en todo, debemos buscar un equilibro, sabiendo que un exceso o un defecto, en cualquiera de las cualidades que acontecen, debemos trabajarlo. Con ello me refiero a que debemos integrar todo aprendizaje en la acción, integrando la materia como vehículo necesario en esta existencia. Uno se puede llamar trabajador de la luz, pero en el día a día, utilizar un juicio al prójimo. Obremos con amor sabiendo que todo es perfecto como es, aunque a mi parte humana le parezca injusto. ¿Cómo nos hablamos en el día a día a nosotros mismos? ¿Qué hacemos para proporcionarnos ratitos de amor? ¿Cómo utilizamos el día que está por venir? ¿Ayudamos al otro, aunque sea con una sonrisa? Será, desde las pequeñas tareas diarias, que proporcionemos luz a esta red planetaria para que se ilumine hacia su próxima dimensión; favoreciendo la colaboración de todos aquellos seres de alta vibración que también trabajan en este proyecto de elevación global.

AGV: ¿Qué entendés por comunicación espiritual?

RS: Toda comunicación está abrazada con el amor. Cuando comunicamos con un ser transcendido, lo hacemos gracias al lazo de amor que nos une entre vidas y entre dimensiones. En cuanto un Médium o persona disponga de mayor frecuencia de amor en su vida, mayor alcanzará diálogos de comunicación con su ser querido. No es necesario ser Médium o dedicarse al ámbito espiritual para comunicar. Cada uno de nosotros lo hacemos desde un punto único y maravilloso. Desde aquel panadero que hace el pan con el mayor amor, un dependiente, el cual sonríe a sus clientes, o una bailarina a través de sus movimientos corporales, sin necesidad de palabras. Haciendo referencia a este último punto, la danza para mí ha sido de vital importancia desde mi adolescencia. Años en academias de bailes de salón, hicieron que pudiera liberar y dibujar en mis movimientos, toda la energía que sentía diariamente; tocando mi alma y haciendo tocar el alma de aquellos que observaban dicha belleza; viviendo el ahora, el instante; sabiendo que, si mi mente se marchaba, también lo hacía mi cuerpo. Aunque el suicidio de mi pareja de baile, y mi mejor amigo provocaran un parón en mis pasos de baile, seguí danzando en honor a él y toda la iluminación que me daba el baile. Encontrad vuestra propia comunicación espiritual. Cada uno de nosotros tenemos unas herramientas, un modo de recibir la información del mundo espiritual. Puede ser que seas muy sensitiva/o y que percibas las emociones de los demás, que tengas visiones, que escuches telepáticamente, o bien, tengas pálpitos de premoniciones. En definitiva, reconócete en tus dones con el objetivo de brillar cada día un poquito más, haciendo brillar a los demás. Atraviesa el miedo, el cual hará de ti una mejor versión. Porque este mundo es como una gran danza. Cierra los ojos e imagina estas preguntas antes de encarnar en tu cuerpo de ahora: ¿Qué baile vas a dejar en este planeta? ¿Qué partitura vas a elegir danzar? ¿A cuántos corazones vas a iluminar con tus danzas?-.

“Baila tan fuerte que tu sonrisa sea el sello de ésta, tu existencia”

El universo te ama

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ILUMINANDO LA VIDA Y LA MUERTE

Por Ana González Vañek

IG @anagvblog


El sendero trazado por el alma se despliega, únicamente, a través del verdadero amor: aquel que sobrevuela los deseos del mundo material para acercarnos a quienes son capaces de nutrirlo con su sabiduría y recordarnos la verdad que esencialmente somos. El amor espiritual nos enlaza en la eternidad, y en este sentido, sólo puede servir a un propósito trascendente para elevarnos en él. Así es el proyecto Iluminando la vida y la muerte, creado por la Periodista, Comunicadora y Coach española, Raquel Rodríguez, quien descubrió, a partir de sus propias experiencias de vida, el llamado al cumplimiento de una misión de amor infinito. Raquel sostiene que "la vida terrenal es una gran obra de teatro, donde venimos a experimentarnos como seres humanos para poder aprender, comprender y evolucionar hacia lo que realmente somos." No es casual que hoy tengamos la posibilidad de cocrear esta hermosa entrevista, donde la coherencia se enlaza con nuestros respectivos propósitos, y donde las certezas que brotan del conocimiento de nuestra verdadera esencia confluyen como un puente de amor, entre el cielo y la tierra.


Fotografía - Gentileza Raquel Rodríguez



AGV: -¿Cómo describirías el inicio de tu recorrido en este hermoso camino de evolución que es la comunicación espiritual? 

RR: Todo comenzó hace 10 años aproximadamente cuando, después de una crisis personal y profesional ,atravesé lo que podemos llamar la noche oscura del alma. Me rendí ante Dios, la vida, la Fuente, como cada uno quiera llamar a la Divinidad, y ahí se me abrió un camino maravilloso de autoconocimiento y de conexión. Empecé a indagar y a investigar para encontrar respuestas: quién era, para qué estaba aquí, de dónde venía y hacia dónde íbamos cuando trascendíamos. La “muerte” era algo importante para mí porque durante toda mi vida había habido una tónica general, que era ver partir a una gran parte de mis seres queridos, y algo en mí, me decía que tanto sufrimiento y dolor tenía que tener una razón de SER. Una vez que paré, sabía que era el momento y la oportunidad que Dios me brindaba para reconocer y comprender todas estas cuestiones. Así, una vez que integré por resonancia todo lo maravilloso que iba aconteciendo en mi vida y toda la gente increíble que se iba cruzando en mi camino, tuve la necesidad álmica de poder comunicarlo y también de que pudieran escuchar a todas aquellas personas que me habían enseñado parte de lo que yo sabía y sentía. Así nació el canal de Iluminando la Vida y la Muerte, y así surgió la posibilidad de formarme con más detenimiento para poder acompañar a otras personas en sus duelos.


AGV: ¿Cuáles son los objetivos principales del proyecto "Iluminando la vida y la muerte"?


RR: Iluminando la vida y la muerte se materializó después de un sueño que tuve, en el que me llegaba el mensaje de que era el momento de emprender este camino, y me dijeron hasta el nombre. Para mí fue una experiencia reveladora, y a partir de ese instante me puse a trabajar para ponerlo en marcha. Uno de los objetivos fundamentales de Iluminando la Vida y la Muerte es poder demostrar a la humanidad que la muerte no existe, que la vida no acaba con la trascendencia, que todos seguimos y que esta vida terrenal es una gran obra de teatro donde venimos a experimentarnos como seres humanos para poder aprender, comprender y evolucionar hacia lo que realmente somos. De esta manera, a través del conocimiento, las experiencias y las evidencias que nos muestran los invitados e invitadas que acuden al canal, podemos abrirnos a nuevas verdades que nunca antes nos habíamos planteado. Otro objetivo importante es poder aliviar el sufrimiento de las personas que están atravesando un duelo por el fallecimiento de un ser querido y que buscan respuestas. Por mi propia experiencia, sé que toda esta información cambia vidas en momentos de mucho dolor, y eso es lo que se pretende llevar a cabo con honestidad, humildad y sobre todo, con muchísimo Amor. El Amor es la energía que nos une, conecta y sana nuestros corazones.


AGV: ¿Por qué es importante que nuestra humanidad conozca el vínculo inherente entre el mundo físico y el mundo espiritual?


RR: Para mí es básico porque se trata de descubrir nuestra verdadera identidad, lo que realmente somos y, sobre todo, que somos eternos, que nada se acaba después del mundo físico y que todos seguimos viviendo. Somos espíritus y venimos de un mundo espiritual. Para poder experimentarnos en este planeta Tierra de tercera dimensión, necesitamos un alma y un cuerpo, pero una vez que acabe nuestra experiencia aquí, volveremos al mundo espiritual, nuestra verdadera casa de la que partimos, y dejaremos este traje que es el cuerpo para seguir evolucionando junto a las demás almas que partieron antes que nosotros. Aquí necesitamos este vehículo llamado cuerpo para aprender, a través de los demás, todas aquellas áreas de nuestra vida en las que tenemos que poner luz y Amor para reconocer nuestra verdadera esencia. Para mí es importante porque desde esta perspectiva, nuestro enfoque de la vida cambia, dado que podemos centrarnos en lo que es realmente importante, sin tantas distracciones.


AGV: A partir de tu propia experiencia ¿Cuáles son los elementos fundamentales en la transmisión de tu propósito?


RR: En mi caso, el Amor, la Humildad y el Respeto, son elementos imprescindibles a la hora de llevar a cabo cualquiera de las tareas que realizo. Cada Ser tiene su proceso evolutivo y no se puede cuestionar ni juzgar nada. Todo tiene su ritmo y todos tenemos que ir aprendiendo e integrando lo que nos va tocando atravesar en cada momento. Para mí, todos tenemos un propósito común, que es descubrir el Amor y la Luz que todos somos, que todos somos iguales, que todos estamos unidos y que todos somos necesarios para nuestra evolución. La toma de consciencia y el autoconocimiento son claves para mirar en tu interior e iluminar todo lo que ocurre dentro de ti sin tener que culpar ni responsabilizar a nadie de lo que acontece en tu vida, sino ser responsable de lo que estás experimentando, para aprender y recordar quién eres. 


AGV: ¿Cómo describirías la repercusión de tu actividad y qué aspectos remarcarías al respecto?


RR: Tengo que decir que me siento feliz y, sobre todo, muy muy agradecida por la repercusión que está teniendo el Canal. He podido ratificar lo que yo creía en el momento de crearlo, y es que la gente busca respuestas tanto para aliviar muchas veces su sufrimiento como para integrar todo aquello que ya sentía en su interior; y gracias a lo que allí se comenta, lo ha integrado con todo el Amor del mundo. Muchas son las personas que dan las gracias por saber que no se equivocaban cuando sentían a sus seres queridos fallecidos; muchas se dan cuentan de que las señales que reciben a diario tienen un sentido más profundo; muchas sienten paz al tener respuestas a sus preguntas. Al final, yo pienso que todo esto nos resuena porque conecta con nuestra Alma: ella sabe cuál es la verdad de todo nuestro camino de vida, y esto hace que sintamos la verdadera unidad que somos. 


AGV: ¿A qué crees que se debe el silenciamiento social de la espiritualidad, siendo que tantas personas a lo largo de la historia, han dado cuenta de su existencia?


RR: Por suerte, pienso que ahora esto está cambiando. Durante muchísimo tiempo hemos estado dirigidos por un sistema opresor basado en el miedo, en el que no te dejaban pensar por ti mismo ni expresarte libremente. Un sistema lleno de distracciones para que no reconociésemos lo que realmente somos: el poder y la luz que realmente tenemos. Pienso que ahora entramos en una nueva era, nuestro planeta asciende a Quinta dimensión y muchas de las estructuras tienen que caer para dar paso a la Verdad. Con respecto a décadas pasadas, ahora mismo, la gente se atreve a dar un paso a la hora de hablar de Espiritualidad, de contar su verdad, su sentir, sus experiencias. Siento que todo está cambiando, todo se va a ir normalizando cada vez más porque esa conexión y evolución es inevitable. Estamos en un momento en que algo mucho mayor que habita en nuestro interior, nuestra fuerza divina, nos está empujando a contar y compartir lo que realmente es y ha sido siempre.


AGV: Considerando los momentos que atraviesa nuestra humanidad ¿De qué manera podría, la comprensión de nuestra verdadera naturaleza, contribuir a la cocreación de un nuevo mundo?


RR: Una vez que comprendamos que somos Amor, conectemos con esa energía que es nuestra esencia y actuemos en consonancia con ella, todo nuestro mundo cambiará. Todos somos necesarios, todos hemos venido aquí con un plan álmico de autoconocimiento y de servicio a los demás. Lo importante es que todo lo que realicemos en la vida, lo hagamos con el amor más grande que brota de nuestro corazón, de nuestra alma, porque esa vibración se va a ir expandiendo, y como todos estamos conectados, todos vibraremos en la misma frecuencia, dejando atrás frecuencias más densas que enturbien nuestro camino. Todos somos iguales, venimos y estamos constituidos de la misma energía, de la fuente creadora, Dios, y desde ahí tenemos que actuar. Todo esto se consigue con trabajo interior, los demás son nuestros maestros que nos mostrarán todas aquellas capas, heridas y máscaras que hemos ido construyendo por la necesidad de protegernos porque nos hemos identificado con un personaje (Ego) que quiere sobrevivir. Hemos olvidado la raíz de nuestra esencia, y aquí estamos para volver a reconectarnos con ella.


AGV: ¿Qué entendés por comunicación espiritual?


RR: Para mí, la comunicación espiritual se da en cualquier situación cuando nos comunicamos desde nuestra esencia de Amor, desde nuestro Espíritu. La comunicación espiritual puede darse en tu día a día con todas las personas que se cruzan en tu camino y atiendes con amabilidad y respeto, iluminando su vida y la tuya. La comunicación espiritual se da con todos los seres cuando conectas con tu espíritu, estén en este plano, o hayan trascendido. Este es el caso de las almas de nuestros queridos que ya volvieron a casa, nuestros guías, nuestros seres de luz, nuestros maestros… todos ellos están en el plano espiritual, nos escuchan a cada momento y nos dan infinidad de señales. Con respecto al plano espiritual, hay personas que no creen en esas comunicaciones porque no pueden verlos, escucharlos o sentirlos, pero siempre se establece esa comunicación espiritual, y así nos lo hacen saber todas aquellas personas que sí tienen más desarrollada esa capacidad de escucha, y nos dan evidencias de ello. Por eso, es muy importante elevar nuestra vibración, para que esa comunicación espiritual se pueda dar de manera más directa con ellos. Sé que llegará un momento en que podremos sentir sus caricias, que un escalofrío nos recorra el cuerpo en señal de confirmación de que están a nuestro lado, o incluso, que vengan a visitarnos en sueños para decirnos que están mejor que nunca, que nos acompañan, que nos volveremos a encontrar y, lo más importante, que nos aman y nos amarán eternamente.-


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