El siguiente artículo fue escrito por Sheyla Araya Jofré en el marco de las actividades propuestas por el Seminario de Periodismo de Danza Online, a cargo de Ana González Vañek, y fue seleccionado para ser parte de este blog literario. Felicitamos a Sheyla por el excelente desempeño durante su cursada a distancia desde Chile.
Fotografía / Gentileza Sheyla Araya Jofré
Por Sheyla Araya Jofré
El murmullo de la sala desapareció cuando se apagaron las luces y el espacio se iluminó con el sonido de un caudaloso río. Era el río Copiapó. Al instante quedó al descubierto que sería el principal sostenedor de la obra de danza contemporánea "Lágrimas secas" de la compañía De Atr3s, que se presentó el pasado octubre en el Centro Cultural Atacama.
Así
comenzó todo un viaje por la memoria e
identidad local. El sonido del agua recordó los juegos de la niñez en el río.
Los cuerpos en escena exploraron emociones
simulando el contacto con charcos de
agua. La misma alegría de los pies podía observarse en los rostros que, junto a
la música, transmitieron esa sensación de infancia feliz.
Mención especial para la propuesta visual que acompañó la coreografía a cargo del creador Rolando Yáñez con juegos de primeros y segundos planos que sustentaron los movimientos de los intérpretes.
Como
el presagio más certero, el momento de
auge llegó a su fin. Desapareció el sonido del agua para dar paso a un silencio
algo inquietante y en las escenas siguientes la compañía abordó el dolor y el desgarro de la sequía; fantasma
tan presente en los entornos actuales.
Mujeres
y hombres abandonaron el estado de felicidad anterior. Se desunieron, se transformaron en grietas retorcidas de
angustia y desesperanza. Aparecieron vestidos de color piel simulando la desnudez
de un desolado paisaje.
Así, con
los cuerpos doblegados en el piso, las manos se extendieron
al infinito en distintos momentos. en un llamado permanente de ayuda. Se cubrieron la boca y los ojos.
Quizás, aludiendo a una naturaleza, sorda, ciega y muda de dolor.
En
medio de la aridez escénica irrumpió el aluvión de 2015 que inundó gran parte de
Copiapó. Los cuerpos transitaron por el escenario con incertidumbre, en lucha
constante por volver a ponerse de pie; en definitiva, por sobrevivir, por
buscar vida en la inmensidad del barro recurriendo al uso de linternas en un
escenario totalmente oscurecido.
Dolorosa
postal que las y los intérpretes revivieron en ese momento emplazando el
momento de recuerdo y reflexión más fuerte de la propuesta.
Esplendor,
desastre y luego la posibilidad de reencontrarse con la vida. El escenario se
convirtió en un ciclo natural dando
paso, después del dolor, a la tranquilidad. De fondo, apareció la imagen de un tímido río, imagen que aún así
sedujo y envolvió a los cuerpos todos, quienes juntos como al inicio, evocaron de manera colectiva la esperanza del renacer.
Ficha artístico-técnica
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Ejecutora responsable: Soledad Miranda
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Dirección general: María Isabel Neyra
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Dirección artística: Patricia Enríquez
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Intérpretes: Pía Olivares, Patricia
Enríquez, Paulo Cifuentes, Soledad Miranda, Carlos Guerrero, María Isabel Neyra
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Diseño audiovisual: Rolando Yáñez
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Composición musical: Oscar Latorre-
Ignacio Leiva
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Diseño de iluminación: César Rodríguez
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Diseño de difusión: Francisca
Valdebenito
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Diseño y confección de vestuario:
Patricio Cailly
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Financiamiento: Fondart