DERIVADA. LA DELICADA SENSACIÓN DE UNA EXPERIENCIA INFINITA

Por Ana González Vañek






¿Qué sucedería si por un instante nuestros pensamientos se aquietaran? ¿Qué sucedería si la respuesta a esta pregunta no se encontrara en las palabras sino en una experiencia sensorial?

Así es Derivada, la última creación de Marina Gubbay. Una obra que invita a tener una mirada fresca sobre la misma; una experiencia que, a través de una delicada exploración sobre las sensaciones que percibe el cuerpo cuando algo pensado como natural se rompe, nos permite descubrir nuestro estado más íntimo y emocional, mientras Vanina Goldstein presta su cuerpo a un espacio y un tiempo asimétricos, generando una sucesión de texturas rítmicas, físicas, actorales y visuales en un trabajo creado a través de la improvisación.

Marina Gubbay considera que todo puede ser dicho a través del movimiento y que es la experiencia el punto de partida para la constitución de un lenguaje, ya sea el de la palabra, el de la música o el de la danza. Así, durante un año y medio trabajó junto a Vanina Goldstein, y luego también junto a Uriel Milsztein en el proceso creativo de una obra concebida desde la experiencia, desde los recuerdos de sus propias vivencias y sucesos personales, y desde el reflexionar acerca de lo que sucede cuando un cuerpo que se manejó hasta el momento de una determinada manera, se quiebra, se transforma y toma contacto con la fragilidad de aquello que era pensado como natural.

Buceando y sumergiéndose en sus propios recuerdos, Marina encontró nuevas maneras de estar en el mundo; y depositando toda su confianza en una maravillosa intérprete, se entregó a la creación de esta obra. “Siempre pensé que Vanina podía comprender lo que me había pasado tomándolo simplemente como base para comenzar este proceso de investigación en conjunto. Quería que, a través de la experiencia que íbamos haciendo juntas, desarrolláramos esta propuesta a partir de la imagen de un cuerpo que se rompe en mil pedazos y que hay que reconstruir. Como quien arma un rompecabezas, con toda esa energía que requiere. Siempre y cuando se tenga una actitud amorosa para con ese cuerpo.”

Es fundamental destacar la presencia de Uriel Milsztein en el proceso creativo, ya que es quien logró encontrar el equilibrio justo que la obra necesitaba para su posterior puesta en escena. “Su mirada, su aporte desde lo actoral, desde la dramaturgia y desde la manera de interpretar los textos, enriqueció y aportó muchísimo a la obra”, afirma Marina para quien la obra es de los tres, y a la vez, no es de ninguno. Porque el deseo de estos extraordinarios artistas, es que el espectador pueda apropiársela, hacerla suya. “Creo que más allá de que la obra habla de un cuerpo que se rompe, éste se deconstruye en cada espectador para construirse nuevamente”.

Así, Marina Gubbay ha encontrado una firme base conceptual en los planteos desarrollados por uno de los intelectuales más importantes de los últimos tiempos, Jacques Derrida, quien logró llevar a cabo una fractura en la tradición filosófica occidental a partir de un pensamiento que critica, analiza y revisa fuertemente las palabras y sus conceptos. Perteneciente a la generación del ´68 y coetáneo de Althusser, Lacan, Foucault, Barthes y Deleuze, Derrida se concentra ante todo, en el lenguaje, sosteniendo que ningún concepto puede transmitirse en forma pura, lo que, consecuentemente, daría lugar a muchas interpretaciones, tan legítimas unas como otras. En este sentido, Vanina Goldstein considera que hoy en día la Danza atraviesa un momento de quiebre, de ruptura y de transformación, dando lugar a numerosos interrogantes vinculados a la significación de la Danza en tanto lenguaje. Al igual que un cuerpo que se quiebra, para dar lugar a nuevas maneras de estar en el mundo. Al igual que una forma de conocimiento que implica una ruptura con corrientes de pensamiento precedentes, para dar lugar a nuevas miradas e infinitas interpretaciones.

Marina remarca la importancia del trabajo de la intérprete porque “en todo su desarrollo corporal se encuentra la posibilidad de diferenciación, para volver luego a la unidad. Toda su técnica está allí presente y dando vida a lo que ella realiza. Por eso quiero valorizar a Vanina en su interpretación y en esta creación que hemos trabajado juntas”, afirma.

Textos de Roberto Juarroz y Antonin Artaud atraviesan esta obra donde un hilo y una aguja imaginaria, nos permiten viajar a través de una intensa trama de texturas que se van entretejiendo en una nueva tela. Así, permitiendo al público entregarse plenamente a una experiencia sensorial, estos pequeños elementos funcionan como signos de intercorporeidad.

La escenografía y el vestuario, diseñados por Paula Herrera, permiten al espectador descubrir las infinitas posibilidades de la apertura significativa que conlleva la presencia de pocos elementos en la escena. La obra, que siempre fue trabajada y puesta en silencio, también presenta cierta austeridad desde lo musical. Luego, la intervencion del músico Marcelo Moguilevsy, se convirtió en un factor de fundamental importancia para dar cuenta de las disrupciones que la obra presenta en relación con un espacio y un tiempo asimétricos, desde el comienzo hasta el final. De esta manera, austeridad, minimalismo y neutralidad funcionan como inter-textos dentro de un relato que nos enfrenta a situaciones de muchísima intimidad, invitándonos a descubrir la propia desde una experiencia de unidad y de totalidad que privilegia la sensación.

Derivada, una obra que surge de la inmediatez del acontecimiento, fue creada a partir de un trabajo de investigación que supo mantenerse alejado de las rigideces que suponen la mecanización y el automatismo. “Yo diría que en esta obra hay una no repetición de la repetición”, afirma Marina a la vez que remarca la importancia de dar un paso al costado cada vez que la obra es puesta en escena, con la intención de que el espectador se deje embeber por la propia experiencia.

En relación con esto, Vanina nos cuenta que el momento de la función le permite arrojarse a una situación que nunca sabe bien en qué va a consistir. “Me dejo ser un poco más vulnerable cada vez. Y es un lugar muy bueno para mí como intérprete ya que sucede algo que es modificable pero que me afecta en muchísimos planos, y así también, en lo que estoy bailando. De a poco voy aprendiendo a estar ahí, a percibir todo lo que sucede a mi alrededor, que no es solo mío, que pasa de un lado y del otro”.

En este sentido, recordando las concepciones desarrolladas por el filósofo francés Merleau Ponty, podríamos decir que la percepción no es un juicio ante la realidad sino un proceso que se enriquece con la experiencia vivida, con el desarrollo de la estructura de comunicación entre el cuerpo y el mundo. Y así nos permite fluir. Derivar. Ser partícipes del devenir de una experiencia en otra. Y continuar derivando. Porque Derivada es una obra que habla de todos. Y en este hablar de todos, habla de lo igual y de lo diverso, de la ruptura y de la forma, de la fuerza y de la fragilidad, del sonido y del silencio, de una experiencia única e irrepetible que alberga igualdad en ese algo que es común a todos los seres humanos: el cuerpo; la unidad de comunicación que despliega su relación con el entorno y se hace cuerpo social a través de la continua circulación del sentido. “Esta obra, que comenzó desde una vivencia personal, tal vez ya no me pertenece. Y a la vez Vanina también hace que le pertenezca a todo aquel que la ve. De alguna manera, el hacerla rodar, nos hace dejarla ir, soltarla, para que la obra tenga su vida propia. Creo fervientemente en esto desde la Danza”, afirma Marina Gubbay, una artista maravillosa a quien la vida llevó a conocer la profundidad de sus aguas, permitiéndole salir a la superficie nuevamente para entregarnos una verdadera obra de arte.






DERIVADA
Ficha artístico-técnica

Una creación de Marina Gubbay, Uriel Milsztein y Vanina Goldstein
Idea y Dirección Gral: Marina Gubbay
Intérprete: Vanina Golstein
Dirección Artística: Marina Gubbay, Uriel Milsztein
Dramaturgia: Uriel Milsztein (textos de R. Juarroz - A. Artaud)
Escenografía y Vestuario: Paula Herrera
Música Original: Marcelo Moguilevsy
Iluminación: Matías Sendón
Diseño Gráfico: Tomás Balduzzi
Prensa: Simkin & Franco
Duración: 40 minutos

La obra cuenta con el subsidio de Prodanza 2008, Ministerio de Cultura - GCBA