Es la siesta, escucho sonidos que me llevan a observar como el viento mece el rosedal naranja del patio y me pregunto… ¿el viento es movimiento? ¿mueve todo a su paso? Y me llegan a la memoria las lecturas sobre Isadora Duncan y su manera peculiar de percibir el mundo, la vida y el movimiento, entendiéndolo como propio a su naturaleza. Esto me hace reflexionar y cuestionarme profundamente ¿Cuál es mi danza? Y qué hermoso pensar en lograr ese sueño de esta bella bailarina de conectar cuerpo y alma en una misma armonía, y que se transmita en expresión dancística.
La danza transforma, revela y nos ayuda a encontrar nuestros deseos más ocultos. Si esto es así, ¿para quién me muevo? ¿para mí? ¿para los demás? Y lo relaciono al instante con las palabras de Pina: “no me interesa cómo se mueve el ser humano, sino aquello que lo conmueve”, y como dije en la sección DESDE LA DANZA*, es todo eso y más: uno conecta con la danza y necesita expresar ese deseo profundo, donde el resto pueda apreciar lo que se ofrece.
Tengo una mezcla de sensaciones, pero con la admiración del legado que dejaron estas pioneras de la danza moderna, no dejemos de bailar; bailemos desde nuestra propia peculiaridad y naturalidad ¡Éso es danza!
*Sección de la cuenta de Instagram de Danza & Comunicación donde artistas de la danza y el movimiento brindan su opinión acerca de lo que entienden por comunicar a través de la danza.
