Por María Luján Rossi
Poder reflexionar en profundidad acerca de la trayectoria de Pina Bausch, sus obras, su contexto e incluso los conceptos que atraviesan su propuesta de Danza -Teatro, invita, inevitablemente, a pensarnos a nosotras en la danza. La dimensión de lo corporal en un contexto específico, ha comunicado a través de la historia diferentes puntos de vista. La forma del danzar y cómo componemos, cuenta de nosotras y del mundo como lo vemos, como lo pensamos pero sobre todo como lo sentimos y cómo nos sentimos en él; da cuenta de una manera particular de habitarlo.
La sensibilidad puesta en escena nos llega por diferentes símbolos que, combinados entre sí, construyen discursos conmovedores, sobre todo cuando aspectos cotidianos se transforman en coreografías donde reconocemos nuestra propia humanidad. La danza no es por fuera de la cultura sino todo lo contrario, y la autonomía al momento de interpretar los mensajes que nos deja la escena, permite percibir con libertad reconociéndonos a cada una y cada uno de nosotros en esa particular manera de sentir; nos recuerda que vivimos.
Agradezco enormemente este taller, el poder acercarme de otra manera al hermoso desafío de comunicar a través de la danza porque me convoca a reflexionar sobre qué aspectos del mundo me movilizan, y cómo quiero hablar de ellos desde mi cuerpo, con mi historia, mis deseos y mi magia, lejos de la inocencia sino cerca de la plena consciencia de saber lo que hacemos. Y ese conocimiento nos empodera y nos confirma como artistas. ¡Muchas gracias, un placer!