Por Constanza Biroccio
IG @toujoursenmouvement
"¿Y a eso te querés dedicar?"
"Eso no se estudia"
¿Cuántas veces, quienes nos dedicamos a la danza, hemos escuchado este tipo de cuestionamientos?
Yo, muchas veces...
La danza no es mi hobbie; es mi estilo de vida y es mi trabajo. Resulta que he logrado reunir la pasión y el trabajo en un mismo espacio: enseñando y acompañando distintos procesos creativos. Sé que eso no es algo que se logre siempre, así que me siento afortunada por poder vivir y trabajar de mi pasión.
La sociedad en la que vivimos nos empuja a elegir algo para nuestra vida que nos de ingresos económicos, pero que no necesariamente nos permite disfrutar de lo que estamos haciendo.
¡Y cuán diferente es encontrar ese equilibrio en el arte! Sea cual sea; y sea en lo escénico, en lo pedagógico, en lo terapéutico, o en lo que concierne a la investigación. Es cierto que, a veces, nos obliga a rebuscarse un poco más de lo normal... pero "lo que cuesta, vale", y esto vale la pena.
Es cierto también que muchas veces es muy cansador, porque uno pone el cuerpo todo el tiempo. Pero es de esos cansancios que nos renuevan y nutren con cada intercambio danzado en los grupos donde se baila.
La danza es mi trabajo. Yo no soy una bailarina internacional que sale de gira, ni formo parte de una compañía. Bailo porque es mi pasión y mi medio expresivo artístico por excelencia. Bailo e intento transmitir mi amor por la danza y el movimiento, acompañando a cada alumno a encontrar el disfrute en bailar. Niños, adolescentes, adultos: todos vienen por un motivo diferente a las clases y logran transformarse en el espacio de baile.
¡Qué fortuna poder vivir de la danza!