Por Ana González Vañek para la Red DanzaNet
Febrero de 2008
La importancia del “sujeto cuerpo” en el Contact Improvisation
Teniendo en cuenta el papel fundamental que desempeñan los cuerpos en el arte de la danza, y con la intención de comprender la importancia que adquiere el proceso de la percepción en el desenvolvimiento de la misma, llevaremos a cabo una aproximación a los planteamientos filosóficos del pensador francés contemporáneo, Maurice Merleau-Ponty.
Dicho autor considera que la percepción no es un fenómeno causal, una síntesis de sensaciones, ni una valoración o juicio ante la realidad, sino un proceso que se enriquece con la experiencia vivida, con el desarrollo de la estructura de comunicación entre el cuerpo y el mundo. La unidad de comunicación es el cuerpo humano, que despliega su relación con el entorno y se hace cuerpo social a través de los flujos bidireccionales de los sentidos. El cuerpo activa la comunicación según el ambiente que le rodea, que es el mundo como realidad percibida, como realidad con la que se vincula y desarrolla el sentido de la consciencia. El lenguaje, como construcción de la experiencia, juega un papel decisivo, ya que actúa como ‘inter-mundo’, como tejido o interfaz en el que se sustenta la relación entre consciencia y mundo. En definitiva, el lenguaje, en nuestro caso, corporal, es la base de la comunicación.
Merleau-Ponty busca nuevas maneras de entender la relación entre el hombre y su historia, esto es, entre el individuo y su tiempo, a través de la percepción, como realidad que forma la consciencia del individuo y se hace dialéctica a través de su proyección social.
El mencionado filósofo, intenta superar las tensiones entre el pensamiento idealista y el racionalismo, que habían polarizado doctrinas y vías de indagación sobre la realidad, así como de la relación del individuo con su existencia. Más que buscar la verdad de las cosas a través de la naturaleza del ser, o de la experimentación objetiva de la ciencia acerca de sus conductas, se aproxima a la realidad de los fenómenos que la conforman, de lo que el individuo percibe como expresiones de dicha realidad y de cómo, a partir de ellas, se forma la consciencia. Lleva a cabo un acercamiento, pues, desde una perspectiva de recuperación filosófica, metafísica, de los fenómenos que describen la actividad humana. Por su pensamiento pasan trazos que tienen sus orígenes en Hegel, Heidegger, Bergson, los teóricos alemanes de la Gestalt, Minkowski, etc., que marcan las huellas dialécticas, fenomenológicas, psicológicas y cosmológicas de su intensa y relativamente corta biografía como pensador.
En relación con esto, y tomando en consideración las concepciones de la Dra. en Ciencias de la Educación, Cyntia Farina, podríamos decir que percibir es una acción sensible que sucede en el cuerpo, que configura concreta y físicamente las maneras de entender las cosas que interpelan al sujeto en su vínculo corporal con el entorno. Al mismo tiempo que constituye una “performance” de lo sensible, la percepción constituye también una “performance” de la consciencia. Esas performances producen lo que Foucault ha llamado, en Tecnologías del yo, “estética de la existencia”. Una estética a la que la danza está siempre ligada, ya sea por su afirmación como totalidad significativa, ya sea por su negación como forma de protesta contra el orden establecido en las cúpulas del arte oficial elitista.
Para Merleau-Ponty no hay separación entre cuerpo y espíritu o mente. La existencia se encarna, ‘toma cuerpo’ en la base biológica del individuo, a través de la ‘animación’ del cuerpo en la danza. En este sentido, el cuerpo “es” en la danza, y la danza “es” en el cuerpo. La mente es una autoconstrucción del cuerpo, forjada a través de su comunicación con el entorno variable, con la historia, donde se fija y determina el modelo cultural de la percepción, esto es, en un lugar y un momento dados.
La percepción no consiste en una verdad universal, sino en una construcción del cuerpo, marcada por la huella previa de conocimiento. Permite al individuo activar el reloj vital, la historia, la memoria, la perspectiva, la línea pasado-presente-futuro que desarrolla, a través del lenguaje, de la comunicación, esto es, de su capacidad propositiva o de intervención dialéctica sobre la propia realidad.
Desde esta perspectiva, ¿cuál sería entonces, para la danza, la función de improvisación del cuerpo, considerada como creación de nuevos sentidos, establecidos “a priori” de cualquier tipo de intervención analítica conciente?
Es aquí donde creemos se torna pertinente hacer referencia al Contact Improvisation, la danza de la escucha entre los cuerpos, surgida en los Estados Unidos a comienzos de la década de 1970.
En ella, dos o más cuerpos poseen sus oídos desparramados por toda la piel. Confían en sus sentidos y, de esta manera, pierden y recuperan el centro de su cuerpo y del espacio. No se detienen a pensar. El mismo cuerpo es, junto a lo externo real, la base de la consciencia, y, por esto, se da un compromiso existencial entre el sujeto y sus circunstancias.
Tomando como punto de partida el estudio de la percepción, Merleau-Ponty llega a reconocer que el cuerpo propio es algo más que una cosa, algo más que un objeto a ser estudiado por la ciencia, sino que es también una condición permanente de la existencia. El cuerpo es, según Merleau-Ponty, constituyente tanto de la apertura perceptiva al mundo como de la "creación" de ese mundo. Existe por lo tanto una inherencia de la consciencia y del cuerpo que el análisis de la percepción debe tener en cuenta. Por así decirlo, la primacía de la percepción significa la primacía de la experiencia en la medida en que la percepción presenta una dimensión activa y constitutiva.
En este sentido, y teniendo en cuenta que la percepción es acción, los cuerpos se comparten y la danza improvisa, sin importar la forma y el peso de cada cuerpo. En el Contact Improvisation, no hay coreografías a seguir, como tampoco hay un tiempo límite al encuentro entre los bailarines (conocido como jam), quienes se dirigen más a ellos mismos que a posibles espectadores.
Podemos concluir, a modo de reflexión plausible de generación de nuevas significaciones sociales en torno al papel de los cuerpos en la danza contemporánea, afirmando que, así como para los bailarines de Contact Improvisation, la verdadera danza consiste en un flujo continuo de movimientos improvisados, para Merleau Ponty, la verdadera filosofía, consiste en “reaprender” a ver el mundo.
Fuentes
Teniendo en cuenta el papel fundamental que desempeñan los cuerpos en el arte de la danza, y con la intención de comprender la importancia que adquiere el proceso de la percepción en el desenvolvimiento de la misma, llevaremos a cabo una aproximación a los planteamientos filosóficos del pensador francés contemporáneo, Maurice Merleau-Ponty.
Dicho autor considera que la percepción no es un fenómeno causal, una síntesis de sensaciones, ni una valoración o juicio ante la realidad, sino un proceso que se enriquece con la experiencia vivida, con el desarrollo de la estructura de comunicación entre el cuerpo y el mundo. La unidad de comunicación es el cuerpo humano, que despliega su relación con el entorno y se hace cuerpo social a través de los flujos bidireccionales de los sentidos. El cuerpo activa la comunicación según el ambiente que le rodea, que es el mundo como realidad percibida, como realidad con la que se vincula y desarrolla el sentido de la consciencia. El lenguaje, como construcción de la experiencia, juega un papel decisivo, ya que actúa como ‘inter-mundo’, como tejido o interfaz en el que se sustenta la relación entre consciencia y mundo. En definitiva, el lenguaje, en nuestro caso, corporal, es la base de la comunicación.
Merleau-Ponty busca nuevas maneras de entender la relación entre el hombre y su historia, esto es, entre el individuo y su tiempo, a través de la percepción, como realidad que forma la consciencia del individuo y se hace dialéctica a través de su proyección social.
El mencionado filósofo, intenta superar las tensiones entre el pensamiento idealista y el racionalismo, que habían polarizado doctrinas y vías de indagación sobre la realidad, así como de la relación del individuo con su existencia. Más que buscar la verdad de las cosas a través de la naturaleza del ser, o de la experimentación objetiva de la ciencia acerca de sus conductas, se aproxima a la realidad de los fenómenos que la conforman, de lo que el individuo percibe como expresiones de dicha realidad y de cómo, a partir de ellas, se forma la consciencia. Lleva a cabo un acercamiento, pues, desde una perspectiva de recuperación filosófica, metafísica, de los fenómenos que describen la actividad humana. Por su pensamiento pasan trazos que tienen sus orígenes en Hegel, Heidegger, Bergson, los teóricos alemanes de la Gestalt, Minkowski, etc., que marcan las huellas dialécticas, fenomenológicas, psicológicas y cosmológicas de su intensa y relativamente corta biografía como pensador.
En relación con esto, y tomando en consideración las concepciones de la Dra. en Ciencias de la Educación, Cyntia Farina, podríamos decir que percibir es una acción sensible que sucede en el cuerpo, que configura concreta y físicamente las maneras de entender las cosas que interpelan al sujeto en su vínculo corporal con el entorno. Al mismo tiempo que constituye una “performance” de lo sensible, la percepción constituye también una “performance” de la consciencia. Esas performances producen lo que Foucault ha llamado, en Tecnologías del yo, “estética de la existencia”. Una estética a la que la danza está siempre ligada, ya sea por su afirmación como totalidad significativa, ya sea por su negación como forma de protesta contra el orden establecido en las cúpulas del arte oficial elitista.
Para Merleau-Ponty no hay separación entre cuerpo y espíritu o mente. La existencia se encarna, ‘toma cuerpo’ en la base biológica del individuo, a través de la ‘animación’ del cuerpo en la danza. En este sentido, el cuerpo “es” en la danza, y la danza “es” en el cuerpo. La mente es una autoconstrucción del cuerpo, forjada a través de su comunicación con el entorno variable, con la historia, donde se fija y determina el modelo cultural de la percepción, esto es, en un lugar y un momento dados.
La percepción no consiste en una verdad universal, sino en una construcción del cuerpo, marcada por la huella previa de conocimiento. Permite al individuo activar el reloj vital, la historia, la memoria, la perspectiva, la línea pasado-presente-futuro que desarrolla, a través del lenguaje, de la comunicación, esto es, de su capacidad propositiva o de intervención dialéctica sobre la propia realidad.
Desde esta perspectiva, ¿cuál sería entonces, para la danza, la función de improvisación del cuerpo, considerada como creación de nuevos sentidos, establecidos “a priori” de cualquier tipo de intervención analítica conciente?
Es aquí donde creemos se torna pertinente hacer referencia al Contact Improvisation, la danza de la escucha entre los cuerpos, surgida en los Estados Unidos a comienzos de la década de 1970.
En ella, dos o más cuerpos poseen sus oídos desparramados por toda la piel. Confían en sus sentidos y, de esta manera, pierden y recuperan el centro de su cuerpo y del espacio. No se detienen a pensar. El mismo cuerpo es, junto a lo externo real, la base de la consciencia, y, por esto, se da un compromiso existencial entre el sujeto y sus circunstancias.
Tomando como punto de partida el estudio de la percepción, Merleau-Ponty llega a reconocer que el cuerpo propio es algo más que una cosa, algo más que un objeto a ser estudiado por la ciencia, sino que es también una condición permanente de la existencia. El cuerpo es, según Merleau-Ponty, constituyente tanto de la apertura perceptiva al mundo como de la "creación" de ese mundo. Existe por lo tanto una inherencia de la consciencia y del cuerpo que el análisis de la percepción debe tener en cuenta. Por así decirlo, la primacía de la percepción significa la primacía de la experiencia en la medida en que la percepción presenta una dimensión activa y constitutiva.
En este sentido, y teniendo en cuenta que la percepción es acción, los cuerpos se comparten y la danza improvisa, sin importar la forma y el peso de cada cuerpo. En el Contact Improvisation, no hay coreografías a seguir, como tampoco hay un tiempo límite al encuentro entre los bailarines (conocido como jam), quienes se dirigen más a ellos mismos que a posibles espectadores.
Podemos concluir, a modo de reflexión plausible de generación de nuevas significaciones sociales en torno al papel de los cuerpos en la danza contemporánea, afirmando que, así como para los bailarines de Contact Improvisation, la verdadera danza consiste en un flujo continuo de movimientos improvisados, para Merleau Ponty, la verdadera filosofía, consiste en “reaprender” a ver el mundo.
Fuentes
Merleau Ponty, Maurice, “Fenomenología de la percepción”. París: Gallimard, 1945.
Foucault, Michel, “Tecnologías del yo”. Barcelona, Ed. Paidós 1991
http://es.wikipedia.org/wiki/Maurice_Merleau-PontyFoucault, Michel, “Tecnologías del yo”. Barcelona, Ed. Paidós 1991
http://www.infoamerica.org/teoria/merleau1.htm