El siguiente artículo fue escrito por Melina Glassman en el marco de las actividades propuestas por el Seminario de Periodismo de Danza, a cargo de Ana González Vañek, y fue seleccionado para ser parte de este blog literario. Felicitamos a Melina por el excelente desempeño durante su cursada a distancia.
Por Melina Glassman
Ph. Santiago Chaile
Domingo, 21 horas. Calle Gascón 104, Almagro. Cientos de personas esperando para entrar; otras sentadas en gradas, en el piso, paradas; grupos de amigos; gente del ambiente. En el espacio predominan las luces tenues. Hay música de fondo, gente improvisando en medio de la escena, alboroto y, sobre todo, se respira mucha ansiedad en todos los presentes: deseos de ver lo que el otro tiene para mostrar, para expresar, para transmitir.
Porque de eso se trató el Encuentro Experimental de Danza: de compartir el talento de igual a igual; de mostrar y difundir no sólo coreografías de diferentes maestros y compañías sino de crear un clima de libertad, donde se pudiera dejar, a través del movimiento, una idea, algo que te dejara pensando, que te hiciera reflexionar y te transportara a un universo único, al cual sólo la danza te puede llevar.
En primera instancia fue el turno de la coreógrafa Anita Zanelli, quien no sólo fue la creadora de la pieza sino también una de sus intérpretes. Identificable gracias a la estética marcada y sutil que la caracteriza, con el contraste de blancos y negros en los vestuarios, y el toque de una media de red en las cabezas de cada una de las bailarinas, los desplazamientos fluían y se entremezclaban. La combinación entre lo misterioso de sus movimientos alargados y los cortes de la música, coincidentes con cambios bruscos en la energía del grupo entero, lograba en el espectador una especie de magnetismo que impedía dejar de verlas hasta finalizada la pieza.
Ph. Santiago Chaile
A lo largo del desarrollo del encuentro se observaron temáticas muy diferentes entre sí, ya sea en los vestuarios, en los temas musicales y en las coreografías, lo cual dejaba entrever el mensaje a transmitir por cada uno de los expositores. La compañía Pucara fue una de ellas, con vestuarios y músicas autóctonas. Ellos piensan que “En el arte y la danza todo es entrega, pasión y dedicación. Y compartir, y brindar para aprender y enseñar”. A través de su zamba del arribeño contaron la historia de un pastor junto a su rebaño y sus cabras, y nos trasladaron al folklore sin escalas.
Luego llegó el turno de CEM, dirigida por Analía González. Fue muy fácil detectarlos al ver a una de sus intérpretes iniciar la pieza escribiendo con tiza la palabra VOLUNTAD en el fondo del escenario, símbolo típico de su obra Rayuela. Y no fue una palabra y nada más, sino que cada uno de sus gestos y movimientos hicieron honor a ella. Durante el desarrollo de la coreografía se sintió una conexión muy grande entre sus dos intérpretes, la cual se trasladó al público inmediatamente, produciendo un efecto identificatorio inmediato en todos los presentes. Porque de eso se trata la vida, de intentar, caerse y luchar atravesando todos los obstáculos que se presenten. Esta temática también fue abordada por la Compañía Sauce, compuesta por nueve amigas unidas por la práctica de danza, quienes saben mejor que nadie acerca de esta palabra, porque vivieron juntas las frustraciones y las recompensas a tanto esfuerzo. Ellas abordaron el tema de la amistad, fundamental para poder hacerle frente a todas las cuestiones antes mencionadas, a través del tema musical Youth y con vestuarios en tonalidades tierra. Brindaban una sensación de paz, de naturalidad y relajación. Dentro de sus movimientos, el constante contacto entre ellas, jugando con los pesos y sosteniéndose mutuamente, reflejaba a la perfección esta idea.
Para dar
inicio al próximo tema, aparecieron en escena Jesús Guiraldi -uno de los
organizadores del encuentro-, Anabella Pirosanto y Andrés Labarca, artista
circense que llegó al país gracias a la invitación de la compañía UNA CONSTANTE para dictar un seminario cuya base es la investigación de técnicas de suelo y acrobacia, integrando
danza y circo. Ambos serían los protagonistas de la siguiente pieza, que tuvo como elemento principal un cuadrado realizado con cinta de papel, el cual
establecía un límite del cual no se debía salir y con el que jugaron a lo largo
de su interpretación. Otro de los componentes fundamentales fue el contacto del
uno con el otro, ya sea con el cuerpo
como con la mirada, produciendo instantes donde la conexión entre ambos se
apoderaba de todos los espectadores. Como otro de los elementos a distinguir,
se pudo visualizar una fusión entre la danza y lo circense. Con respecto a esto
y según las palabras de Labarca “ambos
mundos se retroalimentan”. “La danza aportó mucho al artista de circo, a mí en
lo personal me permitió cuestionar mi trabajo de una manera sensorial y más
soñadora, propia de la danza. Apartarnos un poco de lo visual que tiene el
circo y cuestionarnos el riesgo desde otra mirada. También la consciencia
corporal y sensorial. Por su parte el circo le trae riesgos y desafíos a la
danza”.
Por otro
lado, como presentadores del evento y actuando como especies de intervalos
entre coreografía y coreografía irrumpió en el escenario La Comisión Oficial.
Ellos piensan que "Lo que hay de
anormal en la vida, es lo único que guarda relaciones normales con el arte".
Nosotros estamos acostumbrados al mundo
en que vivimos; encontramos en el mismo "cosas normales". Y lo que no
está dentro de esta categoría, o las llamamos "anormales" o
directamente "locuras". Bajo esta premisa, se los pudo ver
realizando monólogos sobre la danza, sus prácticas, sus referentes y sus
diferentes estilos, todo ello bajo el ala del humor, utilizando pelucas y
vestuarios estridentes, los cuales dejaban entrever que todas sus actuaciones y
frases tenían una cuota altísima de ironía, haciendo que el público se sintiese
identificado, se relajara y cambiara el clima abismalmente, lo cual era
necesario dado que durante la mayoría de las actuaciones se generaba un clima de
mayor profundidad y concentración.
De repente,
irrumpieron en el escenario doce bailarinas vestidas de negro. Las polleras
largas, el tul y el maquillaje cargado dieron indicio a lo que estaría por
suceder. Estética propia de la coreógrafa Sol Gilgorri, quien presentó la pieza
de la siguiente manera:
"Ellas se unen para atenuar el dolor de la pérdida.
Ellas se apoyan unas a las otras.
Ellas escriben la historia para que el mundo no olvide esos nombres, para ellas mismas no olvidarlos.
Son mujeres de hierro que piden por la paz de aquellos que se fueron,
Ellas aman con esperanza y contundencia"
Ellas se apoyan unas a las otras.
Ellas escriben la historia para que el mundo no olvide esos nombres, para ellas mismas no olvidarlos.
Son mujeres de hierro que piden por la paz de aquellos que se fueron,
Ellas aman con esperanza y contundencia"
Y luego de
su silenciosa entrada, a media luz comenzó a sonar la canción Pray de Kodaline,
la cual habla del abandono y dice: “rezaré por ti, ¿tu rezarás por mi? “y ellas
lo interpretaron de maravilla, generando
un momento de silencio y emoción en toda la sala. Dejó de sonar la canción, los
aplausos no tardaron en aparecer y en ese mismo silencio en que ingresaron, se
retiraron del espacio.
Cabe
destacar que los climas creados en todas las piezas fueron en gran medida
generados gracias a los músicos que no sólo pasaron uno a uno los temas sino
que también acompañaron con instrumentos
en vivo, brindando de esa manera mayor realismo. Se trata de Martín
Minervini, Dj Keyfu
A.K.A, Coco Fdl y Dj Pato Smink.
No sólo hubo
grupos de bailarines, sino también dos piezas con un punto en común: ambas eran
solos pero también muy diferentes entre sí. ¿Los coreógrafos? César Ghe y Denise
Montel de la Roche; ¿la escenografía y el vestuario? La primera, mucho más
simple en cuanto a estas cuestiones (vestuario negro y cabello suelto) y la segunda, destacándolos para contar la
historia. Con una mesa en el centro de la escena, sillas, cubiertos y hasta
velas prendidas, abordó la temática de la desilusión, jugando en todo momento
con dichos elementos.
Como último
exponente, se presentó la Compañía UNA
CONSTANTE, dirigida por Jesús Guiraldi y compuesta por un gran número de
bailarines que permanecieron en escena durante casi diez minutos. Ellos propusieron
una experiencia híbrida que tuvo como eje de construcción la creación
instantánea. Desafiaron la gravedad y se pusieron a prueba constantemente. Aquí la música en vivo jugó un papel
fundamental, incrementando su potencia a lo largo del desarrollo, generando
mucha expectativa y una explosión energética digna de un final de espectáculo,
o mejor dicho, digna de un encuentro como éste, donde si algo se pudo sentir
fue una energía constante y compartida por todos los presentes.
Compañías y coreografos invitados:
UNA Constante y Andres Labarca
Compañia Sauce
CEM, dirección: Analia Gonzalez
Denise MonteldelaRoche
Sol Gilgorri
Anita Zanelli
Cesar Ghe
Pucara
Presentadores del evento: La comisión -oficial-
Competencia experimental "7 to smoke"
(inscripciones ese mismo día)
Músicos:
Martin Minervini
Dj Keyfu A.K.A Coco Fdl
Dj Pato Smink
Auspician este evento:
Rabia Indumentaria de Desgaste
Pei Mei Estudio Danzas
CJ Art Factory
El CLUB de Danza
Street Brothers
UNA Constante y Andres Labarca
Compañia Sauce
CEM, dirección: Analia Gonzalez
Denise MonteldelaRoche
Sol Gilgorri
Anita Zanelli
Cesar Ghe
Pucara
Presentadores del evento: La comisión -oficial-
Competencia experimental "7 to smoke"
(inscripciones ese mismo día)
Músicos:
Martin Minervini
Dj Keyfu A.K.A Coco Fdl
Dj Pato Smink
Auspician este evento:
Rabia Indumentaria de Desgaste
Pei Mei Estudio Danzas
CJ Art Factory
El CLUB de Danza
Street Brothers