Por Cindy Carreno
“El movimiento es una forma de pensar con tu cuerpo” Mats Ek
¿Qué es lo que vemos de una obra cuando nos sentamos en la butaca de un teatro, en el asiento de un gimnasio, o frente al televisor? Esperamos recibir ese mensaje encriptado. Dispuestos a descifrar, quizás nos permitimos eclipsar lo que perciben nuestros sentidos, o simplemente nos disponemos a sentir y recibir lo que el arte, en su fenomenología y naturaleza, nos entrega.
Parece que esta obra nos coloca ante un espejo casi explícito
de la situación de pandemia que nos mantiene “encerrados”, pero también nos
muestra el cómo vivimos y enfrentamos la soledad, con o sin cuarentena. Nuestro apartamento puede ser una cámara aislada donde estamos solos con nosotros mismos. Como interactuamos
con, dentro y entre sus implementos y alrededores, es un territorio fértil para la exploración dramática y cinética.
Nos encontramos con un extracto audiovisual de la obra “Apartment”, del coreógrafo sueco Mats Ek; a esta sección o escena se le ha denominado grand pas de deux, interpretado en esta ocasión por la reconocida bailarina rusa Diana Vishneva y por el talentoso bailarín Denis Savin. La obra fue creada para el ballet de la Ópera de Paris en el año 2000. El creador y coreógrafo comenzó mirando a las personas en un cruce peatonal, durante años, desde el Café Mistral en Châtelet, cuando su compañía estaba en el Théâtre de la Ville. Ese lugar urbano, simple y banal está lleno de dramas: personas apresurándose, caminando, una por una o juntas, teniendo su angustia o simplemente paseando con animales, etc.
No existe un tema como tal,
sino un hilo: dos personas que se mudan a un piso abstracto, viven juntos,
ocultando la mayoría de sus miedos y problemas. Al verlo no podemos obviar la
situación actual que acontece, y cómo nos hemos visto obligados a visitar ese
piso interior, habitado por quién somos en realidad y decorado por todo lo que nos
convierte en ello, y que tantas veces preferimos obviar y no ahondar, debido a
los demonios alimentados de pasado, que de no resolver y soltar nos acompañan
toda la vida.
La
música en vivo es otro de los elementos fundamentales: pertenece al grupo sueco
“Fleshquartet” (nombre que, en realidad, reúne cinco músicos en escena) que va
urdiendo unas bien atractivas composiciones, tanto desde el punto de vista
melódico como rítmico, a partir del medido despliegue técnico de un cuarteto de
cuerdas clásico que se enreda con la percusión electrónica para jugar con la
modernidad y la tradición al mismo tiempo.
La
escena comienza con ella caminando hacia la puerta y tocándola. ¿Por qué toca la
puerta? ¿No está, acaso, en el interior
del inmueble? ¿Toca la puerta de la otra habitación o la de un vecino, o
simbólicamente toca la puerta de un recuerdo, o se permite tocar la puerta de
aquello no resuelto? Pues bien, alguien sale; sin embargo, ella no cree que él
haya atendido a su llamado, trata de ver si es verdad y parece decir no, no, no puede
ser; trata de escapar hacia la zona donde se encuentran los músicos, detalle
que es constante en la obra, como si los músicos representaran una zona o vía
de escape. Pero vuelve a él y decide ceder,
lo reconoce, juega, se encuentran consigo mismos y con él, detalles cotidianos como
arreglarle el calcetín, magnéticas atracciones, eróticas fusiones, rápidos
cansancios, huidas, traiciones, reencuentros, indiferencias… Sólo Mats Ek puede
recrear una situación o escena teatralizando la danza y danzando la
teatralidad.
Han sido momentos difíciles, y más que eso, ha sido un período de crisis que ha golpeado fuerte; muchos han perdido a sus seres queridos, otros han pasado hambre, otros han perdido sus emprendimientos, y así cada uno ha vivido su propia batalla; pero es a partir de estas crisis que, aunque cueste y duela, logramos forjar nuestro carácter, renacer y ser resilientes.
La pandemia nos encerró, no tan sólo en nuestras casas, sino que nos obligó a estar con nosotros mismos, incluso más tiempo de lo que creíamos soportar; ¿qué mejor momento para tocar la puerta de nuestros demonios? Tiempo tenemos para desatar esos nudos que nos acompañan, para estudiarnos, encontrarnos y aceptarnos. Es tanto lo que corremos a diario y son tantas las distracciones que nos mantienen ocupados y preocupados por cosas que creemos son importantes, y que muchas veces están alejadas de ser esencialmente vitales. Aprovechemos la posibilidad de estar con nosotros mismos para tocar nuestra propia puerta, y asegurarnos de abrirla y cerrarla, solamente, cuando estemos preparados para pasar a la siguiente habitación.
Ficha artístico técnica: Bailarines: Cuerpo de ballet de la Ópera Nacional de Paris - Diana Vishneva y Denis Savi / Realización: Thomas Grimm / Música: Fleshquartet / Coreografía: Mats Ek / Escenografía y figurines: Peder Freiij / Diseño de iluminación: Erik Berglund