Por Ana González Vañek
A lo largo de este camino he comprobado que cada artista que tenemos el privilegio de conocer, trae consigo un mensaje, envuelto en la forma de un propósito que, precisamente por haber llegado a nosotros, nos interpela e incluye.
Conocí a Natalia Pascale cuando interpretó a la protagonista de Wake up woman, una maravillosa obra teatral que abordaba la temática de la violencia de género y sus causas sociales. Gracias a esta conmovedora experiencia, advertí con mayor profundidad el rol fundamental de las artes escénicas en la sanación y resignificación de experiencias colectivas, fuertemente arraigadas en el tejido social.
En esta ocasión tuve la posibilidad de verla en una pieza que aborda la cuestión de la cosificación de la mujer, especialmente a través de la fotografía, poniendo de manifiesto con nitidez, los signos subyacentes a nuestra cultura.
© Fiero Fuego
Ambientada en Buenos Aires de la década del `20, la Madonnita, de Mauricio Kartun con dirección de Mariela Miramontes Boim, presenta múltiples discursos fácilmente reconocibles -también en nuestros días- que confluyen para invitarnos a reflexionar sobre la sociedad patriarcal y sus efectos.
En esta obra, la mujer no habla. Filomena, interpretada por Natalia Pascale, no opina, no interviene y no se defiende. Acepta sin cuestionamiento alguno lo que decreta el fotógrafo que la acompaña, su pareja, quien la expone sin piedad al uso y abuso de otros hombres.
Cabe destacar, además de las maravillosas interpretaciones de Fito Pérez como Hertz (el fotógrafo), y Darío Serantes como Basilio (el hombre obsesionado con la madonnita), el minucioso trabajo corporal de los artistas en esta pieza que se caracteriza por un lenguaje de época sólidamente articulado y un cálido diseño espacial ambientado con precisión en la época que busca retratar.
La poesía visual, que se intensifica en momentos particulares, ilumina muy especialmente el aura de una mujer que sobrevive, más allá de todo, a las tiranías del entramado social. Es entonces cuando reconocemos, con emoción y alivio, su auténtica belleza: ¿sería posible, acaso, que un dispositivo técnico reflejara, en un diminuto fragmento del tiempo, su eterna e insondable presencia?
La primera bailarina moderna, Isadora Duncan, consideraba que la fotografía y el video aniquilaban la belleza de su alma. Por este motivo, nunca aceptó ser registrada mientras bailaba pues deseaba que su danza, nacida para ser eterna, sobreviviera -literalmente- a las distorsiones de la reproductibilidad técnica, fuertemente arraigada en las demandas del tiempo lineal. Los autores de la Escuela de Frankfurt desarrollaron algunas teorías similares al cuestionar la autenticidad de la obra de arte en el marco de un sistema capitalista cosificante.
La Madonnita nos lleva a una necesaria reflexión sobre el rol de la mujer en la sociedad contemporánea y, desde una perspectiva más amplia, sobre la cuestión de su imagen, a partir de algunos interrogantes: ¿cómo entendemos el límite entre el cuerpo y su registro? ¿qué es la naturalización de la distorsión? ¿conocemos el valor de la percepción sensorial?
Si las artes escénicas se caracterizan por la simultaneidad perceptual entre artistas y espectadores, la belleza del instante sólo puede ser experimentada cuando somos capaces de estar presentes en el espacio sagrado de nuestro corazón, que nos permite sentir, percibir y respetar la sensibilidad y el coraje (coraje, viene de la palabra corazón) de quienes se entregan en cuerpo y alma sobre el escenario para mostrarnos que lo efímero siempre está más cerca de lo verdadero, pues únicamente lo que se incorpora en la fugacidad del tiempo, tiene la capacidad de perdurar.
Recomiendo ampliamente esta obra con un agradecimiento a sus artistas, especialmente a Natalia, quien me invitó, una vez más, a cocrear un propósito que nos incluye y que gracias al teatro (en este caso), nos trasciende, para descorrer los velos de la ilusión.
Quizás, después de todo, no se trate de controlar ni retener lo que no podemos ser sino de aprender a serlo. Quien tenga ojos para ver, que vea.
LA MADONNITA
Funciones
Domingos 19:30 hs.
Complejo Teatral Ítaca
Humahuaca 4027, CABA
Ficha artístico-técnica
Dramaturgia: Mauricio Kartun
Actúan: Natalia Pascale, Darío Serantes y Fito Pérez
Diseño de Iluminación: Javier Vázquez
Diseño de Vestuario: Cecilia Gómez García
Diseño de Escenografía: Micaela Sleigh
Música Original: Matías De Stefano Barbero
Asistencia de escenografía: Guadalupe Borrajo
Asistencia de fotografía: Florencia Laval
Fotografía: Lucas Suryano
Asistencia de dirección: Vanina Cavallito
Dirección: Malena Miramontes Boim
Duración: 60 minutos