Por Marta Fialho
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IG @yogasenraiz
En un momento de reflexión sobre mi trabajo de investigación acerca de identidades gallegas adquiridas a través de la danza, mi amiga Carlota Mosquera me recuerda un pasaje de Introducción a la dirección actoral de Anne Bogart.
Al igual que Bogart tras escuchar la experiencia de su amiga, Carlota especula sobre si mi cuerpo, como gallega, tiene incorporado una forma primigenia de moverse. Personalmente, siempre he sentido que no es legítimo agenciarme del baile gallego, ya que nunca lo he practicado. Sin embargo, reconozco que al meterme entre la multitud hay algo de inherente y familiar en mí que me invita a acompañar la fiesta con mi cuerpo.
Considero que el aire y el fuego identifican mucho la danza gallega: en su ritmo rápido, en el sonido de las gaitas, en los aturuxos (gritos agudos en el momento culmen de la fiesta), en los saltos que nos propulsan hacia el cielo, en los movimientos vigorosos… Son también dos elementos que encuentro en abundancia en mi carta astral, lo que me hace sentir algo de casa cada vez que me acerco a esta danza que aún desconozco.
En la publicación de este mes vuelvo al sabio Patanjali y a otro de sus niyamas o principios éticos para con una misma. Svadhyaya es el concepto de introspección y el estudio del Ser en yoga. Sva significa el propio ser, Adhyaya, estudio. La práctica de este niyama puede incluir la observación consciente de pensamientos, emociones y patrones de comportamiento propios.
El Jnana Yoga o yoga de la sabiduría, anima a realizar un proceso de autoindagación profunda, desentrañando las capas de la identidad personal para llegar a la esencia última de la existencia. Uno de los principales autores de esta rama es Ramana Maharsi con su famoso método en el que pregunta ‘¿Quién soy yo’? (en tamil Nan yar?), para así descartar todo lo que no es el verdadero Ser, respondiendo ‘Esto no, esto no’ (Neti, neti). Este maestro seguía la filosofía del Advaita Vedanta, una escuela monista para la cual sólo existe una realidad, eterna e infinita, debido a la imposibilidad de que algo surja de la nada. En esta perspectiva, todas formamos parte de la Divinidad Suprema.
Mi reflexión esta vez gira en torno a la importancia de estudiar el ser con minúscula (nuestra forma física, nuestro pensamiento, nuestro ego… lo que consideramos nuestra identidad) para así negarlo y llegar a comprender nuestra verdadera naturaleza, el Ser con mayúscula. Esa consciencia que permanece al negar todo lo anterior, conduciéndonos a la liberación.
El estudio de nuestra identidad sociocultural y de nuestra personalidad puede formar parte del proceso que desentrañe las capas necesarias para comprender nuestra verdadera naturaleza espiritual. En este proceso, persiste la incógnita sobre el papel y la conexión con la danza gallega en mi propio viaje de autodescubrimiento.
Referencias
Bogart, Anne. (2005) Introdución á dirección de escena. Sete ensayos sobre a arte teatral. (Manuel F. Vieites, Trad.). Vigo: Editorial Galaxia
Patanjali. (1999). Yoga Sutras (II.45). Comp. por Carlos Eduardo Gonzales Barbosa