TIEMPO DE ANIDAR

Por Ornela Sabbatini

IG @ornelasabbatini


Fuente: Pinterest


Hace unos años me pregunté qué significaba llegar a un lugar desconocido. Era una pregunta para la improvisación de una escena de danza.

Llegar es, ante todo, elegir. Elegir atravesar una puerta. Tomar aire e impulso, necesarios para dar el paso que permite cruzar el umbral. 


Llegar, ¿es un modo de nacer?


¿Los humanos nacemos por deseo o por incomodidad? Dejar el nido inicial, una amorosa muerte que indica que estamos listos para entrar a la danza de la vida.


Nací por cesárea, un domingo de lluvia. Mil novecientos ochenta. Una vez tuve la oportunidad de recordar el momento de mi nacimiento. Recuerdo una mano asomando. Una sola imagen, una postal. La mano, como señal.


Mis manos anidan palabras germinadas en mi danza. Crece aquello a lo que le ponemos energía, soñé.


Escribir es un acto que abre espacio en el tiempo del crecer. Parar, pararse, parir, repararse. Reparirse en la palabra.


Escribo para parirme y nacer a la conciencia. Escribo como un modo de celebrar la vida, observándola a través de las personas que están y las que ya no; a través de los nuevos compañeros de camino; de los reencuentros de almas. Tomo lo que viene, suelto lo que se despide. Como un vaivén que se mece y conecta la muerte con la vida, escribo como rito de pasaje. 


Como si entrara al laberinto del minotauro, cruzo la puerta. Cruzo el umbral. Deseo llegar. Una vez más. Otra vuelta de espiral. Algo me convoca a entrar y meter las patas en el barro. Un anhelo profundo: la búsqueda de mí misma. 


Cruzo con una pregunta grabada en la frente, por si me extravío, por si se me olvida. Por si me enredo en los vericuetos. Por si me mareo entre reflejos y sombras.


¿Qué es el amor? Una pregunta en capas de sentido. Concepto, emoción y dirección. Lanzo mi flecha-pregunta al universo, intencionando que el impulso, como fuerza magnética, me cruce con la respuesta una mañana cualquiera de improvisto, sin previo aviso.


Que la respuesta me abrace, como lo sabe hacer el viento cuando espirala en la esquina. Que llegue en forma de susurro, capaz de sacarme del pantano donde meto las patas de vez en vez. Que sea una respuesta que llegue mientras ensayo alguna receta de esas que siempre me niego a aprender, y que su fuerza sea capaz de nutrirme, sin darle tiempo a mi mente para entender. Que sea el cuerpo el que comprenda.

Que sea valiente y me contagie su valentía. Que sea graciosa y no pueda parar de reírme. Que sea luminosa y me recuerde que nací mientras amanecía.

Anidar el sí mismo como forma de nacer en el deseo.
Ama Nacer.
------------------------------------------------------------------------------------------------------

Luz titilante es un recorrido por el territorio de mi cuerpo, un viaje que oscila entre luces y sombras. Un diario que nace en el plano del movimiento y se sella en la escritura.


El siguiente texto es la coordenada dos: territorio útero. Fue gestado entre diversas canciones que componen una lista en Spotify. Aquí el enlace a una de las más significativas para estas líneas que comparto: