NOTAS PARA UNA INVESTIGACIÓN DEL MOVIMIENTO: LA RESPIRACIÓN

Por Melanie Jhan

IG @aguanabana


©Polina Washington


 El aire está en todo. Sentirse respirando: introducción al tiempo. La respiración rompe el límite corporal, nos proyecta en el espacio: multiplicación al infinito. Hay una visión dolorosa, escindida.

Sonia Sanoja


He descubierto que para comprender algo necesito tiempo; y para aprovechar ese tiempo necesito estar presente con todos mis sentidos (de ser posible); y para estar, necesito respirar. A veces, estar presente puede suceder en un lapso corto de tiempo; casi como una suerte… Otras veces, sucede que, requiero hacerlo durante largos períodos de tiempo, y para lograrlo necesito saber cómo disponer mi cuerpo a tal necesidad. Mucho se habla de la respiración actualmente. Sin embargo, pese al bombardeo de información al respecto, pocas veces he logrado respirar con atención y mantenerme allí; mi respiración la mayoría de las veces sucede desde el inconsciente y el automatismo. Lo más seguro es que no haya aprendido a respirar.

Uno de los principios que se enseñan en las artes escénicas es reconocer el espacio: caminar estando presente, aquí y ahora. No pasear cuando camino en un espacio, sino, estar presente con los sentidos abiertos reconociendo ese espacio; reconociéndome en ese espacio; reconociendo al otro en ese espacio. Estar con mi cuerpo activo y atento a los estímulos… Para crear en un espacio necesito aire. También, necesito salirme del automatismo del gesto y la respiración, para adentrarme en el sentir de los estímulos y las sensaciones; en mi tiempo interno y en lo que necesito. Preciso estar. Preciso adentrarme en un estado que me permita investigar conscientemente lo que estoy haciendo. 

Cuando estoy haciendo un signo que me cuesta, suelo divagar en pensamiento… y allí podría quedarme. Pienso en mi cansancio y en un montón de cosas que se van desencadenando a partir de pensar que “”no puedo más”. Pero, si me quedo en ese pensamiento, corto una comunicación necesaria entre el movimiento que estoy haciendo, y la respiración. Si no estoy atenta, no logro combinar respiración y movimiento. Reconozco que mi cuerpo tiene límites, y mi respiración también…busco profundizar dentro de mis límites mi capacidad de respiración, y quizás así trascender el pensamiento que me limita, y sostener el movimiento, aunque esté cansada, aunque piense que no puedo ir un poco más allá. Un hombre de pie en el espacio. Su cuerpo poroso, atento. Pasa el aire y hace elevar brazos, prolongar las líneas hasta el extremo. Se bambolean los planos y el cuerpo se balancea entre circunferencias. Basta el aire para romper lo estático. El hombre continúa sobrepasando sus extremos sucesivos. (Sanoja, 1963, p.20). La respiración me permite ampliar un movimiento porque se expande mi cuerpo, lo que a su vez me permite profundizar. La respiración me permite que mi cuerpo se sostenga en una postura y así poder continuar. 

Recuerdo que un cuerpo alargado se expande y existe una posibilidad considerable de que el aire que entra en mi cuerpo sea de un flujo más prolongado, lo cual me ayudará a sostener lo que estoy haciendo, además de empujarme a estar en el presente dejando a un lado las divagaciones mentales… personalmente creo que esto es lo más difícil en mis prácticas, en mi proceso. Como un salvavidas que es arrojado al océano a aquel que está a punto de ahogarse, Martha Graham me ha dado un respiro, literalmente. Para Martha Graham, la respiración es la base de su técnica, lo que según Jacques Baril, se define como la “extensión muscular del movimiento”. Para Graham, “el movimiento parte del centro del cuerpo, para dirigirse a la periferia. De este modo, el cuerpo se desplaza en movimientos amplios y grandes”1.

He pensado en Martha Graham, en su investigación del centro, y los principios de contracción y relajación 2 aplicados en su técnica. Me pregunto en qué momento necesito contraer, y cuándo necesito relajar, lo cual me ha llevado inevitablemente a combinar respiración y movimiento en algún signo, en determinados momentos siguiendo estas preguntas; y cuando he combinado ambos, he sentido que investigo conscientemente. El pensamiento es el movimiento en sí mismo respirándose. Mi cuerpo recuerda lo que necesita hacer y no hay imposición ni tensión innecesaria. En algún punto, después de una búsqueda repetitiva, ya no pienso en estas preguntas, porque el movimiento es el pensamiento mismo dibujándose en el espacio. Contraigo o relajo cuando es necesario, y solo las veces en las que he observado cuándo mi cuerpo necesita relajarse o contraerse en una postura, ha sido cuando más atenta he estado a la forma de respirar y a la respiración en sí misma, pudiendo ubicarla más abajo del pecho, a veces desde el diafragma, a veces desde más abajo, dependiendo de la necesidad de mi cuerpo en el movimiento; y del cansancio. Cuando respiro corto y desde el pecho, siento que me ahogo; cuando respiro profundo, significa que hay algo que tengo que continuar; y retomo los principios de contracción y relajación. 

Hay una pequeña voluntad que me empuja a seguir buscando. A veces, he encontrado placentero realizar movimientos pensando en mi respiración, y son aquellas veces en las que he percibido más apertura en mi cuerpo… Hay una sensación de amplitud, de curación, de que todo el aire pasa en mí sin que haya restricción alguna. Me he observado también, sin pensar en la respiración, sino en las diferentes tensiones que siento, en cosas que me distraen… Por lo tanto, me muevo desde lo automático y desde un ritmo incómodo. En estos casos, no logro profundizar y las sensaciones que recuerdo son de una contracción rígida, entonces debo buscar soltar esa rigidez sin dejar de contraer. Es una sensación distinta… Sigo buscando cómo anclarme allí cuando lo necesito.

Por otro lado, he observado que cuando se trata de una posición que no varía, y que, además, a simple vista parece que no necesita contracción alguna para mantenerse, mi cuerpo quiere sentir que “hace” … o tal vez, es un pensamiento que justamente me aleja de la atención. Lo cual me lleva a tensarme y a respirar desde lo automático, ¿por qué?... Aún no lo sé. Sigo investigando esto… Me resulta fácil aburrirme cuando no entiendo. En la técnica de Graham, la relajación no significa abandonar… es “mediante la ayuda de una tensión muscular que se relaja, pero sin ceder en ningún momento…” 3 “Hasta el silencio está cargado de vibraciones” (Sanoja, 1963, p. 20).


1, 2 Jacques Baril citando a Martha Graham con respecto a su técnica en el libro La danza moderna. (p.75).

3 Jacques Baril sobre las caídas en la técnica de Martha Graham en el libro La danza moderna, (p.75).


REFERENCIAS

  • Baril, Jacques. (1987). La danza moderna. Ediciones Paidós.

  • Sanoja, Sonia. (1963). Duraciones visuales. Montana Gráfica. 

  • Weil, Simone. (1994). La gravedad y la gracia. Editorial Trotta.