HONRAR EL CUERPO V. LA DANZA PUEDE SER INTERPELADA

Por Andrea Salomé Villalba

San Juan, Argentina

IG @decristalerosionado


HONRAR EL CUERPO 

Fragmentos de una investigación artística y cultural en danza teatro

Universidad Nacional de San Juan

Instituto Nacional del Teatro


©Masha Raymers


La danza puede ser interpelada

(Todo puede ser dorado o tormentoso)

Quisiera trascender infinitamente los estados de la materia, fusionarme con todo lo que se me cruce, ser atravesada por cada rayo de luz que me atrape mientras camino. Camino. Los espacios entre los cuerpos pasan a ser saqueados, tomados, arrasados. Nada es tan lejano, ya tengo contacto con todo, con todo. Mi piel ha crecido, se expande en lo otro y puedo sentir líquidos que se espesan, diluyen y circulan (más allá de mí), rápido. Te veo ahí, deshaciéndote. El encuentro es inevitable. Intento robarte un poco de sensación por los ojos, pupilas dilatadas, poros abiertos, brazos al aire… Das vuelta la cabeza, pero el encuentro es inevitable, presiento tu fascia móvil como invitándome a apoyarme en vos, en los deseos. Empiezo a ser consciente de un vínculo movedizo, que atraviesa placeres y leyes de gravedad, que empieza a flotar en sus propios templos de sensación. 

Hemos creado una burbuja atmosférica alrededor. 

Te me caés arriba. Siento que trabaja incansablemente la receptividad. Quiero sentir tu peso, mezclado con confianza y ganas de volar: intercambio. Te me vas descubriendo y recordando. Reciprocidad. Te he tenido en el cuerpo antes, ya te estoy teniendo distinta. Me siento más liviana de andar, como si no me costara tanto dar los pasos que me acercan a vos. 

Este momento es estático y móvil: si nos sacan y nos llevan a cualquier espacio físico podemos seguir en la misma abstracción. Una abstracción que baila de a dos. Un colgarse en el tiempo para rejuvenecer las ganas y contrarrestar la distancia. Es que la distancia ha dejado de ser objeto de medición, parece que podemos estar cerca eternamente. Te vas revelando, siento que vas contagiando el vínculo y me dan ganas de elevarte en una fuerza y resistencia compartida. Siento que, de alguna manera, estamos empezando a descifrar un desafío que nos hace llorar sostenidamente.