REFLEXIONES DE UN ZAHORÍ EN EL MAINSTREAM

Por Alba Felpete

IG @albafelpete


Fuente: Pinterest



Servir al arte es servir a la espiritualidad. No se trata de algo religioso ni dogmático. No pasa por un sistema de creencias si no que es algo experiencial. Es un acto de entrega al ser, una rendición. No es algo separado, es lo mismo: crear arte es servir a la consciencia. Es indiferente el nombre o concepto que cada quien le ponga a esta consciencia de acuerdo a su sistema de creencias e identificación cultural. 

“Cada gota nombra al mismo océano desde su perspectiva” 

Cuando uno sirve al arte ejerce un sacrificio. El artista se sacrifica en aras de algo que sublima su existencia. Es un acto sacro, una ofrenda. Cuando existe arte en una creación, existe transformación profunda. Uno entró de una manera y salió de otra de esa experiencia…hay una experiencia. Puedo leer, informarme y saber sobre ello, pero la experiencia artística es independiente del conocimiento intelectual que tenga sobre la obra. El arte va a atravesar nuestro sistema como un organismo propio y algo sucederá. Removerá algún cimiento, desatará alguna emoción dormida, calará hasta las profundidades de quienes somos. 

“El arte es el tiempo de la divinidad”

El otro día tuve la oportunidad de ver un concierto de música en un contexto convencional y comercial pero la persona, la artista que lo representaba, no lo era o no se ceñía a esos parámetros, aún desenvolviendo ella su carrera profesional en estos marcos. Estaba haciendo algo más con todo su ser y con todas sus creaciones. Estaba moviendo algo más allá con su cuerpo, con su generosidad a la hora de comunicarse, con sus palabras, con sus silencios, con sus lágrimas y sudor y su corazón abriéndose paso entre todas las barreras. Sentí que el entorno no era suficiente para recibir la cantidad de energía que ella movía porque necesitaba un mayor receptor para su voltaje…más gente, más apertura…por una cuestión de voltaje, de cantidad de energía pero que aún así era perfecto porque la vida siempre sabe lo que hace. Cada vez que la escucho o la observo me conecto a algo más profundo, entro en otros estados de consciencia…ella trasciende, va más allá. Probablemente no sea consciente de ello, no lo sé, pero sucede. Es algo espontáneo, absolutamente involuntario, que pasa con determinados proyectos artísticos, pequeños o grandes, visibilizados o no. Hay una brújula interna que me dice: ahí hay algo. Suelo comprobarlo compartiéndolo en mis clases de danza y es infalible, porque se expande y resuena en los corazones a la velocidad de la luz, sin excepción.

“Los diamantes se forman en el fondo de la tierra con compresión y altas temperaturas”

Creo que para ser artista, para llevar nuestro ser a la vibración del arte es necesario conectar con los centros superiores, desde el corazón a la corona y descenderlo impecablemente hasta materializarlo. Hay algo en la verticalidad de la existencia en conexión con el arte. No va a depender tanto de lo que hagas, de su manufactura o artesanía, siendo también importantes y funcionales, si no del canal y el grado de conexión desde el que lo hagas. Observo proyectos grandes, sostenidos y financiados, difíciles y meritorios técnicamente, con excelentes intérpretes y profesionales, incluso de gran creatividad y sensibilidad pero que no alcanzan los estratos más sutiles del ser. No son arte, no están encarnando el arte. Nos gustan, nos fascinan, nos entusiasman pero no trascienden. Hay apreciación, hay disfrute, pueden movernos emocionalmente pero no hay trascendencia. Las aguas profundas no son tocadas.

“No todos olemos la verticalidad de la existencia”

Cuando entramos en un espacio artístico habitado por la consciencia algo se conmueve profundamente. Somos atravesados por algo puro que nos hace viajar internamente mientras dura la obra y suspirar hasta al menos el día siguiente. Hablamos de ello durante un tiempo, necesitamos contarlo o permanecer en silencio y a solas, poner nuestra música preferida, buscar referencias que nos lleven a reconectar con ello, escribir, pintar, correr, saltar, bailar….porque la información ya está en nuestros cuerpos. Ha llegado el paquete energético, el amazon espiritual, y ahora se está desplegando con sus enormes alas iridiscentes por dentro de nuestro ser. Entonces nuestro sistema responde y necesitamos reconectar con la información y darle forma en nuestras vidas con la creatividad. Eso es arte, un mensaje de los dioses, una expresión de la consciencia.

“Innana me susurró al oído la canción de mi alma”

El artista termina o exhausto o con mucha energía. A veces con resaca del proceso sin ser consciente del tremendo esfuerzo que ha hecho para elevar la energía de 10, 400 o miles de personas. Honro la existencia y la labor del artista, que poseyendo una antena que multiplica la capacidad receptora del común de los mortales, logra llevar su vida cotidiana y sostener los procesos creativos para ir como un salmón contracorriente y regresar como puede a sus aguas maternas, a su útero, a su hogar y reproducirse con la consciencia para convertir este mundo en un lugar con más belleza. Es como un nómada espiritual, un transeúnte de las profundidades, un pescador oceánico que se mete donde nadie quiere ir, donde nadie quiere ver y lo saca al mundo con belleza. Desciende al inframundo y lo llena de amor con su mirada para ofrecérnoslo digerido y manufacturado con sus ojos compasivos. Él entra desnudo en el campo de información y nos lo cuenta iluminado. Ese es un artista: un chamán, Fuller con su visión llena de electricidad…

“Observa al que nada a contracorriente pues tiene la mirada llena de diamantes”

Cuando voy a presenciar una obra de arte, me inclino por dentro. Me pliego. Sin voluntad. Mi ser interno lo sabe y se rinde. Se inclina. Se pliega. Baja la cabeza al corazón. Sé que estoy en un espacio sagrado porque mi ser me lo dice. Mi cuerpo, mi mente, entran en otro estado. Lo detectan como un zahorí con las corrientes subterráneas de agua. Y el viaje comienza con todo lo que esa persona haga. 

“Cierra mis ojos, alma mía, para que pueda ver con los tuyos”