CIRCULAR

Por Inés Mendonça

IG @inesazull






Mis pies descalzos pisan la tierra húmeda, uniendo mis raíces con el centro de la misma. El pulso empieza a latir en el pecho, sintonizando el latir de la tierra y el cosmos. El murmullo del tambor comienza a encender las células y el corazón. 

Con esa invitación, mi cuerpo empieza a moverse, a soltar amarras. Desde el centro voy liberando, soltando pesos a la tierra para llenarme de vitalidad, de oxígeno, de fuente.

La ronda me contiene, me entrego, y pierdo la noción del tiempo para entrar en el tempo. O en el tiempo atemporal del eterno presente. Soy cuerpo que danza este efímero presente; somos ronda circular como el cuero del tambor; somos tierra y cosmos, destello vital.

Un acordeón me llama mientras las flautas convidan el cielo. El canto en Sardo me abraza, y en esa ronda donde tu mano se entrelaza con la mía, tejemos la luna. Rebotando entre la tierra y el aire, milimétricos pasos se funden con la métrica musical. Pisada segura y certera; tiempo y contratiempo, entretejida circular. 

Tejiendo el ritual de la danza desde tiempo inmemorial, en el círculo ya no hay inicio ni final. Girando en sentido horario, no hay ayer. Todo es ahora sin mañana. Todo es alegría efervescente trascendental.

Lo circular de estas danzas me trae la imagen del arcano XVII del Tarot, donde las estrellas se vuelven río al verterse desde un jarro redondo y contenedor, símbolo de renovación, inspiración y fe. El circulo recibe, contiene, gesta, crea. Y en ese fluir de energías vuelvo a reconocer mi estrella, mi brillo, mi fulgor.

En un acto tan primario como bailar, volvemos a ser parte de algo más, reconectando con la vida y el sentido de la creación. Y es que estas experiencias, tan antiguas y actuales a la vez, nos conectan con la fuente, con la tierra, con los otros y la fuerza vital.

Son experiencias que nos transforman, nos inspiran y nos ayudan a recordar.

¿Quién soy en este mar de estrellas? Experiencias que, al vivirlas en comunidad, se vuelven vitales en tiempos donde encontrarse físicamente es la excepción y habitar el cuerpo suele ser desde el dolor. Reunirnos es reconocernos, celebrarnos y trascender.

Tal vez por eso amamos la danza circular; mover, intercambiar, conectar, ¡viajar… y bailar!



BAILAR PARA SER FELIZ

Por Alma Morales

IG @almamorales


Fuente: Pinterest


Yo soy movimiento


Mi relación con la danza es un cuento que sigo escribiendo. Como tantas otras personas en mi ciudad natal, especialmente en mi barrio, tomé mis primeras clases de ballet siendo una niña de cinco años. Recuerdo haber decorado mis zapatillas con purpurina dorada sin saber muy bien lo que hacía y la fascinación que me provocó el escenario, especialmente los movimientos tras bambalinas. Hoy puedo decir con plena conciencia que esa experiencia me marcó de un modo muy especial y que casi cinco décadas más tarde, bailar (y el teatro) son algo más que una actividad o un trabajo, pero en el caso de la danza, sigo en el descubrimiento de su importancia en mi vida. 

Diez años después de esa única presentación en el teatro local en donde bailé Sir Duke del grandioso Stevie Wonder, por cierto, interesante selección musical para un recital de ballet, decía que algunos años después me enfrenté a la que considero una de las grandes experiencias de mi etapa juvenil. El empeño y la seriedad que dediqué a mis clases de jazz y la importancia con la que asumí mi debut como bailarina del taller escolar de danza moderna de la preparatoria a la que asistía, bueno, digamos que existe un tipo de felicidad y luego está la felicidad que te explota por dentro, en las vísceras, que recorre todos los circuitos del cerebro en un bucle a millón y que solo se calma horas después de haber bailado con la precisión que practicaste por semanas, cuando logras moverte al ritmo que la música te ordena y caes en los tiempos adecuados dominando el gesto y el cuerpo. Esa felicidad efímera y caprichosa, la de bailar en cuerpo y alma, todas las personas tendrían que tener el derecho a vivirla y disfrutarla.

Escribo sobre dos experiencias de mi infancia y adolescencia pues encuentro que, en esas primeras prácticas, descubrí (sin saberl0) el gusto por conocer mi cuerpo a través del movimiento consciente y ordenado; el gozo de la expresión por medio del baile es una particularidad que, aunque todos los seres humanos poseemos como capacidad, no todos practican. 

Después de algunos años de haberme negado ese gusto, por decirlo de algún modo, y ahora que, ¿la vida, yo misma o la casualidad? me ponen de nuevo frente al espejo (en sentido literal, metafórico y simbólico), tengo de nuevo ganas, no solo de bailar sino de pensar en bailar, reflexionar y compartir con otras personas que, probablemente, hayan vivido algo similar o bien que, en este momento, estén viviendo un distanciamiento del baile como forma expresiva.

¿Qué sucede cuando dejamos de movernos por gusto? ¿Se pierde algo? O al menos será que se tome una pausa respecto a nuestra curiosidad por el mundo, que únicamente a través de los sentidos podemos saciar. ¿Dónde queda todo eso? Decía que pasé algunos años alejada de la danza y, para efectos prácticos, de todo tipo de movimiento corporal. Las razones las dejo para otra ocasión. Baste considerar que no estaba del todo impedida, al menos no físicamente. Pero dejé de moverme y eso, por supuesto, trajo consecuencias.

Algo vital se pierde cuando nos desconectamos del cuerpo; el día que acepté que me hacía falta volver a bailar como una práctica habitual y consciente, descubrí que la memoria del cuerpo es noble y poderosa. Que cuando dejamos de movernos, algo se calla. Pero también cuando retomamos, se descubren nuevos temas de conversación. 

Hoy sigo intentando establecer el hábito de bailar, ya no pensando en el escenario sino en disfrutar del movimiento y de mi cuerpo; sin más proyecto o mérito que retomar la sensación de envolverme en un espacio-tiempo conmigo misma. Es cierto que bailar es una forma de meditar y de conectar con las emociones que muchas veces tratamos de mantener guardadas. La danza es un extraordinario medio para reconocer esas emociones sin juzgarlas, pero tal vez, para calmar un poco eso que inquieta y que, muchas veces, no tenemos las palabras para gestionar.

La danza como construcción cultural es un fenómeno muy valioso e interesante, desde las danzas tribales hasta la coreografía más estilizada; tal vez lo más de todo es que el impulso de bailar como acción de gozo, esa información genética de bailar como una manera especial de mover el cuerpo, distinto del impulso de caminar o correr, ese aliento, tiene trazas de algo sagrado e inaccesible al entendimiento. Es un soplo que nos acaricia el alma con su brisa cuando nos es dada la vida.

Para finalizar, comparto las canciones que bailé en los recitales arriba mencionados, por si les dan ganas de escucharlas y se animan a bailar.

“Sir Duke”, Songs in the key of life, Stevie Wonder, 1976. 

“One”, A chorus line, película (finale), 1985.


DANZA DE LUNA

Por Mariana Medina


IG @marianactriz_1


Recuerdo cuando descubrí la danza con la primera coreografía que me cambió para siempre.

Me encontraba en una época de cambios, de buscar mi propio camino, y cuando la danza apareció por fin pude encontrarlo. En aquel momento, cada paso fue una luz que me mostró un camino nuevo en medio de una travesía que, hasta el día de hoy guardo en mi corazón con especial cariño. 

Y tú... ¿Recuerdas dónde y cómo inició todo? ¿Cuándo esa primera coreografía lo cambió todo para ti? 



Fuente: Pinterest




Guardo un pedacito de magia en los bolsillos.

Llevo puesto un impermeable lacrimosal

que no es mío;

me lo ha prestado 

el instante 

el sentimiento 

el movimiento del universo 

que me hace sentir 

que a cada paso 

rompo nubes de polvo;

que danzo en piso inerte 

solamente para reconectar, 

para volar en tierra firme 

sin que se agiten los pasos, 

que ya lejos de mi 

no me han de alcanzar. 

Llevo plumas en el cuerpo;

plumas que me hacen volátil 

en el pavimento;

que surgen, crecen; 

que renacen conmigo, 

renovándose, renovándome,

fortaleciendo mi mente, 

mi espíritu, 

con cada memoria, 

a cada hora, 

a cada día, 

ensayo y error 

hechos de disciplina, 

voluntad y pasión. 

Llevo esencia de estrellas

recolectada de las minas más profundas.

La abrumadora oscuridad. 

Llevo...

pero nada me pertenece realmente.

Simplemente hoy 

me ha regalado el presente 

la sincronía y el movimiento,

una danza de luna.



¿QUÉ ES FLAMENCO? ¿QUÉ NO LO ES?

Por Daffne Padilla

IG @daffnek 



Si tuviera que escribir un libro para comunicar lo que ya sé,

nunca tendría el valor de comenzarlo. Escribo precisamente porque

no sé qué pensar sobre un tema que atrae mi atención.

Al plantearlo así, el libro me transforma, cambia mis puntos de vista.

Como consecuencia, cada nuevo libro altera profundamente

los términos de los conceptos alcanzados en los trabajos anteriores. […]

Cuando escribo, lo hago, por sobre todas las cosas,

para cambiarme a mí mismo y no pensar lo mismo que antes.

MICHEL FOUCAULT[1]



Fuente: Pinterest



¿Quién puede responder, hoy por hoy, a qué llamamos flamenco? O simplemente, ¿qué es Flamenco? ¿Quién puede decir, por imaginar un ejemplo, que al mismo momento de nacer el baile flamenco entre los andaluces, no estaba generando ya una discusión, de si era o no más puro el cante por seguiriya con baile que sin baile? ¿Qué nombramos, qué significamos, qué simbolizamos al referirnos al flamenco? ¿Y qué hay detrás? Lo que queda sin ser dicho del propio discurso, porque las palabras no clausuran el lenguaje ni alcanzan la totalidad de su definición ni de su función simbólica.


Me parece, entonces, que el baile se transforma en la manera en que lo flamenco habla de aquello que no puede decir una letra por soleá; habla con lenguaje simbólico del discurso prohibido del flamenco; de lo que sucede debajo -de lo oculto-, y deja entrever la grieta del propio sistema; y así se convierte en la ruptura, en lo que tensa la cuerda y, a la vez, en una verdad necesaria que transforma el baile con el aire que da vida a la voz flamenca.

 

Al tomar la línea del pensamiento del filósofo Nelson Goodman[2], quizás deberíamos empezar a plantear y suplir la pregunta “¿qué es flamenco?” por “¿cuándo hay flamenco?”. y así revisar el paradigma, los mitos, la historia, y comprender el presente: este tiempo de postflamenco, de evolución.

 

El baile flamenco, emancipado de todas las creencias étnicas regionalistas, se transforma, por lo tanto, en un lenguaje artístico capaz de conmover a cualquier espectador y a quien lo realiza.

 

Habría que empezar a pensar en la danza –o movimiento del cuerpo de un bailaor flamenco– desde una multiplicidad de formas e incluir una mirada objetiva desde la contemporaneidad. Un cuerpo que danza es visto más como una forma estética que como la herencia cultural de sus ancestros. Un espectador no necesita conocer el pasado de quien baila; le basta con verlo bailar.

 

Vivimos un tiempo que favorece el cruce de disciplinas, el intercambio artístico, la mezcla de lenguajes, y eso se refleja en la producción artística.

 

El recorrido propuesto por los diferentes actores que conformaron las corrientes artísticas de la danza mediante el vaivén entre vanguardia y tradición, experimentación y creación, deja en claro que, actualmente, la frontera sólo se encuentra en algunos relatos. Flamenco o no flamenco, ¿quién puede decir a ciencia cierta “hasta aquí es”, “desde aquí no lo es”? ¿Por qué no mejor pensar “esto también” puede ser flamenco?


Los bailaores de esta contemporaneidad seguirán provocando una ruptura dentro del lenguaje flamenco y creando una nueva cartografía del arte del movimiento: un mapa que une tradiciones y futuros al deslindarse de su pasado para intentar construir un nuevo paraje estético – cultural.

 

El espectador dejará de ser un simple voyeur para convertirse en un participante activo. Con ello, la tensión entre lo moderno y lo tradicional la resuelve un espectador emancipado de sus propios saberes sobre el discurso flamenco y sus creencias sobre lo gitano o lo no gitano, lo flamenco y lo no flamenco, y serlo o representarlo.

 

Tuve la oportunidad de asistir a un evento organizado por el Centro Nacional de las Artes, llamado Jornadas de Danza Española, en la Ciudad de México, cuyo objetivo era motivar a jóvenes preparatorianos a estudiar la Licenciatura en Danza. Entre los participantes, me impactó mucho uno (no recuerdo su nombre), pues hasta ahora coincido con su manera de pensar. Comentaba que no baila mejor quien más rápido se mueve, es decir, el que tiene más velocidad. No. La velocidad va acompañada de tiempos, de acentuaciones. Y si éstas se respetan y si en vez de pegar veinte golpes dan diez, pero caen con gusto, con musicalidad y caen en los acentos flamencos, éso es maravilloso.

 

Hay poco que decir sobre quienes consideran que lo puro tiene valor en sí mismo, como cuando Paco de Lucía (1947 – 2014) decía que mucha gente llama puro a lo viejo y lo viejo es, solamente, viejo. Explorar artísticamente cuando hay flamenco podría liberarnos de los juicios acerca de su pureza.


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[1] El yo minimalista y otras conversaciones, Buenos Aires, La Marca Editora, 2003, p. 9.

[2] Filósofo estadounidense que propone un cambio en la reflexión del arte y en la pregunta original de ¿qué es el arte? Por ¿cuándo hay arte?, en el libro Manera de hacer mundos, Madrid, Editorial Visor, 1990, pp. 87-102. Disponible en https://monoskop.org/images/I/If/Good-man_Nelson_Maneras_de_hacer_mundos.pdf

 

COMUNICAR DANZA - ENCUENTRO VIRTUAL

 


"La danza es comunicación, por lo tanto el desafío
es hablar claramente, hermosamente y con certeza" 
Martha Graham


¡Por primera vez online y en vivo para todos los países!

Es una alegría invitar a la comunidad de la danza en todos los países, a ser parte de nuestro primer encuentro virtual COMUNICAR DANZA, destinado a quienes desean conocer las herramientas fundamentales para expandir su actividad en forma sostenida y a largo plazo, en el campo de las artes del movimiento.

​​OBJETIVOS DEL ENCUENTRO
-Acceder a los conocimientos fundamentales para difundir y promover las artes corporales y del movimiento
-Incorporar herramientas para llevar a cabo una lectura comunicacional de las prácticas artísticas corporales
-Promover el entendimiento de la danza en particular y las artes del movimiento en general, desde una perspectiva comunicacional integral​
-Favorecer el desarrollo de habilidades para una comunicación sólida y efectiva de las artes corporales y del movimiento​
-Contribuir a la expansión de las artes del movimiento en nuestras sociedades

MODALIDAD DEL ENCUENTRO
-Viernes 10 de octubre de 19 a 21 hs (de Argentina)
​-Online por Google Meet. Recibirás el link en el grupo de Whatsapp donde podrás ingresar una vez confirmada tu inscripción
-El día del encuentro, recibirás los 6 módulos del curso en tu correo, con acceso a los mismos de por vida
-Al finalizar el evento, recibirás tu certificado de participación oficial 
-Es requisito ingresar con la cámara encendida
-El encuentro no se graba ni se permite hacerlo

CONTENIDOS QUE RECIBIRÁS EN TU CORREO
6 módulos con contenidos teóricos y prácticos detallados​
Los mismos contienen:​
•Bibliografía especializada en Arte ​
•Bibliografía especializada en Ciencias Humanas y Sociales​
•Materiales especializados en Cuerpo, Danza y Artes del Movimiento​
•Descripción detallada de los Géneros Periodísticos
•Herramientas de Marketing y Comunicación Digital​
•Documentos con actividades prácticas e integradoras cuya realización es opcional (para obtener tu certificado)
•Ingreso a nuestra comunidad en whatsapp para compartir posibles inquietudes​ y consultas​

¡DESCUENTO POR INSCRIPCIÓN ANTICIPADA HASTA EL 1º DE OCTUBRE!
-Valor internacional: 22 usd. Abona AQUÍ

Envíanos el comprobante de pago por Whatsapp para ingresar a nuestra comunidad
y recibir tu confirmación de inscripción por mail: +549 113 687 3237

¡Hasta muy pronto!


PASOS EN LA NOCHE (2050)

Por Mariano Casas Di Nardo

IG @marianocasasdinardo


Fotografía - Gentileza de prensa


La única certeza de la noche, era el virtuosismo que se iba a ver sobre el escenario. Que la obra estuviese interpretada por el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, ese que dirige Andrea Chinetti, era un seguro de calidad. El resto, un rompecabezas de diversos diseños que podían encajar a la perfección o quedar inconexos. Y ahí es donde juega el acto de fe del espectador de ir a un teatro; en este caso, el maravilloso Coliseo, perteneciente al Palazzo Italia, a ver qué le deparará la noche: si el cielo o el infierno, si la locura artística que atrapa o el bostezo intermitente. 

La propuesta era inquietante. Un homenaje a la icónica figura tanguera del disruptivo compositor Eduardo Rovira, bajo el tamiz artístico de la directora y coreógrafa Lisi Estaras, una argentina que vive desde hace años en Bélgica y que, desde esa tierra, se trajo la pista de la banda que le dio música a la pieza, Sónico, liderada por el talentoso Gabriel Chwojnik. 

El escenario no daba muchas pistas. Unas piedras gigantes a los costados, como si fuera una tierra destruida por un meteorito o una pandemia. Sí había soledad, olvido y tristeza. Mientras que el programa de mano regaba el panorama con mayor incertidumbre, profundizando en el legado de Rovira, y no contando el cuentito sobre qué se iba a ver. Algo podía entenderse, el “2050” del título entre paréntesis, nos llevaba a un futuro distópico y/o decadente. En ruinas o al menos, en crisis. 


La obra inicia con una especie de marcha con la cadencia de la animación de “Another Brick In The Wall” de Pink Floyd, pero más sufriente y aletargada. Un total de 24 bailarines van apareciendo con un líder que alza una bandera gigante. Revolución, reivindicación, sobrevivencia o lo que sea, como consecuencia del caos ya planteado. Y los primeros acordes del recuerdo de Rovira comienzan a entrelazar a esos cuerpos deambulantes con el espacio.



Fotografía - Gentileza de prensa


La consigna al parecer es clara: todo el escenario será utilizado, en todos los bailarines se contará una historia y el espectador será quien dirigirá su propia obra, y pondrá el foco en lo que más le atraiga, como si fuera el propio iluminador. La fotografía completa es imposible de ver, porque Estaras toma envión en los primeros minutos y después va toda la obra a mil por hora. Si el cine es 24 cuadros por segundo, el arte de esta directora de pura vanguardia, es de 24 cuadros separado por segundo, multiplicado por la misma cantidad de artistas.


A este imaginario mundo musicalizado por Rovira e interpretado por bailarines de líneas tan perfectas como deformes, Estaras lo pasa por el tango, el tecno, el folklore y la fusión más ecléctica de ritmos. El desgaste físico del grupo es algo pocas veces visto en un escenario. No paran de moverse en los 70 minutos que dura la obra, con verdaderas performances que unen la acrobacia, el contemporáneo, algunos pasos de clásico y hasta el contacto improvisado, al borde de la pelea callejera. Del movimiento puro y estilizado, al pantano de los cuerpos sucios en un constante vaivén enardecido. Si bien toda la puesta intimida, la escena de ira/pasión/odio entre David Millán y Catalina Weber, paraliza. Y aunque es injusto no nombrar a todos sus protagonistas, algunos se vuelven hipnóticos, ya sea por estética, rol, despliegue o energía, como es el caso de Manuela Suárez Poch, Antonella Zanutto, Constanza Agüero Gariboldi, Alejo Herrera y Benjamín Lameiro. 


“Pasos en la noche (2050)” no es una obra necesaria, tampoco popular y mucho menos imprescindible para la cartelera teatral porteña, pero qué bien le hace a la cultura que haya testimonios de esta magnitud abiertos al público. Desde ya que no es elitista, pero sí exclusiva, al menos para mentes abiertas y permeables a nuevas experiencias. El final es altamente inquietante, perturbador y hasta se podría decir, inolvidable, aunque más no sea en el corto plazo. El mundo como lo conocíamos dejó de existir y solo queda el renacimiento, tanto de los cuerpos como del alma. Según la óptica Estaras.




ÚLTIMAS FUNCIONES


Jueves 11 y viernes 12 de septiembre - 20 hs

Teatro Coliseo - Marcelo T. de Alvear 1125, CABA

Entradas en Ticketekar y en las boleterías del Teatro San Martín y del Teatro Coliseo




Ficha técnica completa
Coreografía y dirección general: Lisi Estaras
Asistencia coreográfica del Ballet: Elisabeth Rodríguez y Melisa Buchelli
Música original: Gabriel Chwojnik
Temas: Eduardo Rovira interpretados por Sónico
Diseño de escenografía: Kirka Marull
Diseño de vestuario: Belén Parra
Diseño de iluminación: Adrián Grimozzi
Dramaturgia: Victoria Roland, Sara Vanderieck
Asistencia de dirección: Elie Tass
Colaboración artística: Ido Batash
Realización de video: Ariel Chwojnik, Nicolás Coquet
Asistencia de vestuario: Lara Stilstein
Asistencia de iluminación: Federico Romero