LA VERDADERA DANZA

Por Ana González Vañek




Cuando nuestra danza es honesta, es verdadera.

Parece tan simple, pero muy pocxs artistas de la danza lo logran.

Es esencial que aprendas a escuchar tu voz interior para despegarte de la danza proveniente de cuerpos distintos, marcados por otras historias y atravesados por otros contextos.

Cuando desarrolles tu autoconfianza plena, abandonarás de una vez y para siempre la necesidad de incorporar pasos ajenos, especialmente aquellos que han sido reproducidos durante siglos sin haber sido jamás puestos en cuestión.

Necesitamos seres creadores, no más imitadores.

Tarde o temprano, tu ser manifestará, a través de tu cuerpo, esta falta de autenticidad, y sólo entonces comprenderás la importancia de conocerte en profundidad.

Para esto, nada mejor que tu propia danza. Ojalá puedas escucharte, siempre.