Por Eugenia Calamita
PINA es revelada a través de diferentes escenas coreográficas, comentarios, gestos, silencios, pausas…durante el film.
Cada integrante de su compañía es una subjetividad única atravesada por su arte, y a su vez, ella habita en cada uno de ellos expresando así su multidimensionalidad: una persona fuerte y débil, triste y alegre, vulnerable y segura al mismo tiempo.
Ella, a través del trabajo con sus bailarines, logra componer escenas de gran protagonismo de cada subjetividad móvil, insertos en espacios donde transcurre la vida misma y con un lenguaje donde el gesto resalta la emoción y la comunicación.
Así, Pina plantea sus “escenarios” en una calle, en un bosque, en una fábrica, invitando al espectador a familiarizarse e identificarse con las emociones y acciones de la vida cotidiana expresando sentimientos como el amor, la alegría, la soledad, el dolor, etc.
Los bailarines construyen nuevas relaciones entre cuerpo, movimiento y espacio. Ella trabaja desde su propio cuerpo, incitando a sus bailarines a mover-bailar-pensar.
“Siempre te sentís más que humano trabajando con Pina". Opiniones como ésta se suceden durante el film a manera de testimonios, invocando el impacto del trabajo de búsqueda de su compañía.
Trabajo autónomo que resignifica la danza, invitando al espectador a “reaprender” a ver el mundo y de este modo, transformarlo, dando cuenta de su gran poder transgresor.
Pina nos invita a ver lo cotidiano de otra manera, a mantener la ingenuidad en la mirada para cuestionar lo banal. Ella supo transformar las emociones subjetivas en la voz de nuestra danza y esa voz amerita ser escuchada. Esto queda testimoniado también en la entrevista a cada uno de sus bailarines.
El dolor, la soledad, el abandono, la fragilidad, son transformados en belleza, con una fuerza expresiva de lenguaje familiar y cotidiano que logra llegar al espectador con franqueza, autenticidad y realismo.
Cada intérprete, durante el film, es espectador y protagonista a la vez, y en ambos roles, Pina deja su huella y su legado a pesar de no estar presente físicamente. Ella modificó sus vidas y su danza para siempre.
Pina nos presenta la danza como la vida misma, su ritmo, su forma, el uso de la imagen, la cultura, la autobiografía como ficción, como poesía. La danza, efímera como la vida.
Las imágenes del film representan escenas familiares a nuestra fantasmagórica intimidad, recortes coreográficos donde la palabra silenciada toma fuerza gestual y grita su verdad.
Seguramente, todo parte del basamento fundamental de la búsqueda con sus bailarines… Saber qué los movía.
Es un film lleno de nostalgia que, sumado a la tecnología 3D, nos sumerge en un viaje muy impactante donde queda resonando su frase… "Bailen, bailen. De otro modo estamos perdidos".