Por Ana González Vañek
IG @danzaycomunicacion
"Enviar luz a los corazones: he aquí el deber del artista"
Robert Schumann
Para enviar luz, hay que conocer su valor y por sobre todas las cosas, aprender a serlo.
Estamos viviendo tiempos de grandes transformaciones en todas las áreas, y es fundamental que seamos responsables a la hora de ser y hacer en nuestra creatividad. Aquellas personas que, hasta ahora, no lo hayan logrado, nisiquiera intentado, quedarán al otro lado del velo y la separación entre la luz y la oscuridad será cada vez más notoria.
Hoy más que nunca, y con el saber que únicamente puede brindarnos la experiencia del cuerpo, invitamos a nuestra querida comunidad a tomar distancia de todos aquellos espacios y personas que promueven la expansión de emociones negativas en nuestra sociedad.
El desamor, la indiferencia, el egoísmo y la apatía, son frutos del miedo y el rencor, siendo ambas emociones -además de nocivas para el cuerpo y el alma-, las de frecuencia vibratoria más baja
Amemos al espectador, llevando luz a su corazón.
Cuidemos la pureza de nuestra danza y trabajemos, únicamente, para irradiar luz y amor a quienes tengan la bendición de recibirla.
De aquí, que el trabajo personal del artista escénico, para despojarse de todo aquello que no contribuye a la sanación y redención de nuestra humanidad, es necesario y fundamental.
En breve estará disponible nuestro artículo "AL OTRO LADO DEL VELO", donde compartiremos, a partir de la propia experiencia y desde un enfoque kabalístico, la mirada de autores especializados acerca de la importancia de integrar estos aspectos, a nuestra práctica artística diaria.
Ayudemos entre todos al desarrollo y difusión de la danza.