LAURA ÁVILA: COMUNICAR A TRAVÉS DE LA DANZA ES EXPANSIÓN

Por Ana González Vañek


Si algo hemos comprendido en Danza & Comunicación desde el principio, es la importancia del trabajo en equipo. A lo largo de todos estos años, hemos tenido el placer de trabajar junto a personas tan valiosas como sus proyectos, enfocados, por sobre todas las cosas, en favorecer el desarrollo y difusión de la danza y las artes del movimiento. La pluralidad de miradas y propuestas, a nivel nacional e internacional, ha nutrido inmensamente nuestra tarea, mostrándonos que sólo puede crecer, aquello que se comparte con amor a un propósito en común. En este camino, tuvimos el placer de conocer a la bailarina e investigadora Laura Ávila, de la ciudad de Córdoba, Argentina, quien, a través de su activa participación en las redes sociales, contribuye favorablemente a la expansión de nuestra danza. Con la alegría de que hoy sea parte de nuestro equipo, te invitamos a leer esta hermosa entrevista, donde Laura nos cuenta sobre sus comienzos en la danza, sus actividades y objetivos, para reflexionar luego acerca de lo que entiende por comunicar a través de la danza.


Fotografía - Gentileza Laura Ávila


AGV: -¿Cómo fueron tus comienzos en la danza? 

LA: Mis comienzos fueron, a mis ojos adolescentes, un poco bruscos y sorpresivos: resulta que tenía 13 años cuando en el salón vecinal de mi barrio empezaba una propuesta nueva de clases de danza y mi mamá, conociendo mi alto nivel de timidez e introversión, me inscribió para comenzar. Obviamente, no quería saber nada con asistir. Estuve bastante negada con ella y la noticia, aunque en el fondo, era lo que más deseaba, y por eso tal especie de enojo: porque quizás, inconscientemente, me generaba impotencia ese obstáculo a atravesar, el de animarme a la exposición y al “esto soy”. Estuve varias clases casi de oyente, siempre al final de la sala, detrás de todo el grupo, hasta lograr un día soltarme. Ahí pasé 6 años aprendiendo danzas árabes, folklóricas y tango, terminando por ser una total discípula de esa escuela y llevando hasta el día de hoy en mi cuerpo mucho de lo que me nutrió en ese momento; no está de más observar que a esa edad, la mente y el cuerpo quizás tienen una liviandad que permite absorber la mayor cantidad de información y crecimiento, y grabarlos perdurablemente. Gracias a ello transité una adolescencia ganando seguridad, carácter y autoestima. De ahí que creo en el poder transformador de la danza y esa apertura de puertas, desde el arte hacia la vida.

AGV: ¿Cómo describirías tu evolución en el sendero artístico?

LA: A mi evolución la puedo describir como un camino aferrado a la mutación constante. Es movimiento sobre movimiento. Una búsqueda y una atracción permanente por vivir el arte en forma de ciclos. Al ingresar a la Universidad, en un principio, me sentí un tanto extraña en el ambiente por no encontrar el foco, ni desde la preferencia de un sólo género dancístico/musical, ni desde la afinidad por el costado competitivo de la danza, ni por un fuerte sentido de pertenencia a grupos o espacios a los que asistía. Siempre sentí que había algo más. Otros modos, otros porqués, y fue recién dando clases que se me presentaron muchos casos y procesos desafiantes; y mixturar la técnica con métodos más terapéuticos me hicieron dar cuenta de que mi camino iba finalmente por un quehacer menos "showcentrista", más enfocado en el acompañamiento y el disfrute de los cambios y los procesos moldeados desde el arte, y que eso también podía ser válido. Y a partir de esa observación, comencé a nutrirme de otras aristas de la danza y otros modos de expresión también. Cuando algo nuevo aparece y considero que va a sumar a mi eje central de hacer y ser, que es el movimiento, lo atiendo y busco la manera de incorporarlo y amalgamarlo a lo que ya traigo. Y esa mutación constante es la que hoy me sigue dando impulso, motivación y marcando permanentemente el camino.



Fotografía - Gentileza Laura Ávila



AGV: ¿Qué actividades estás llevando a cabo actualmente en el campo de la danza en tu ciudad?


LA: Actualmente me encuentro coordinando un taller de Consciencia Corporal destinado a gente con y sin experiencia en danza, siendo parte de una banda de música local a la cual asisto escénicamente desde el entrenamiento postural y teatral, bailando para proyectos musicales y produciendo una obra de danza teatro unipersonal, como quehaceres propios del campo artístico y creativo. Y desde la investigación y la palabra, me encuentro escribiendo un libro sobre danza, siendo parte de un programa de radio en el que tengo una columna de Danza, Cuerpo y Emociones, e investigando a través de mis propias experiencias la relación entre el movimiento físico y su efecto en los movimientos emocionales, comunicando algunas concepciones y resultados de ese estudio de manera poética, generando contenido digital en mis redes sociales.


AGV: Considerando tu participación activa en las redes sociales ¿Cuáles son tus objetivos en relación con esta iniciativa? ¿Y tus expectativas?


LA: En un principio, comencé escribiendo a modo de entretenimiento y pura expresión, hablándome a mí misma en una época de distancia y algo de frustración con el arte, por lo que desde las ganas de reconectar con el movimiento y de poder aportar algo de valor al mundo dancístico que tanto me había dado me pregunté ¿qué más puedo hacer por la danza desde esta distancia? Escribir. Y al ver la repercusión y resonancia que tuvieron mis palabras, opté por unos objetivos con una mirada un tanto más ambiciosa: abrirle conceptualmente paso al baile y al entrenamiento de la sensibilidad al mundo de lo cotidiano y alcanzable, transmitiendo la idea de que todas las personas poseemos un cuerpo, por ende todas las personas podemos transformarnos y construir desde el movimiento. Para poder generar contenido, hoy por hoy tomo como punto de partida todo lo que pasa experimental y transversalmente por mi cuerpo: mis procesos personales, profesionales y artísticos. Y, si bien, el estudio que hago es minucioso y complejo, busco que el mensaje sea claro e inclusivo. Con respecto a expectativas, por ahora, no perder el hábito de estar despierta a los rumbos que puede ir tomando todo esto -digo, el ejercicio de la difusión y comunicación- y las oportunidades que van apareciendo, siempre desde la coherencia y las ganas, obviamente; desde el foco puesto en propagar una mirada central: todas las personas pueden vivir la experiencia de danzar y, a partir de ello, conducir su vida hacia la sanación y el autoconocimiento. 

AGV: ¿Qué actividades estás llevando a cabo actualmente en el campo de la danza en tu ciudad?


LA: Actualmente me encuentro coordinando un taller de Consciencia Corporal destinado a gente con y sin experiencia en danza, siendo parte de una banda de música local a la cual asisto escénicamente desde el entrenamiento postural y teatral, bailando para proyectos musicales y produciendo una obra de danza teatro unipersonal, como quehaceres propios del campo artístico y creativo. Y desde la investigación y la palabra, me encuentro escribiendo un libro sobre danza, siendo parte de un programa de radio en el que tengo una columna de Danza, Cuerpo y Emociones, e investigando a través de mis propias experiencias la relación entre el movimiento físico y su efecto en los movimientos emocionales, comunicando algunas concepciones y resultados de ese estudio de manera poética, generando contenido digital en mis redes sociales.


AGV: Considerando tu participación activa en las redes sociales ¿Cuáles son tus objetivos en relación con esta iniciativa? ¿Y tus expectativas?


LA: En un principio, comencé escribiendo a modo de entretenimiento y pura expresión, hablándome a mí misma en una época de distancia y algo de frustración con el arte, por lo que desde las ganas de reconectar con el movimiento y de poder aportar algo de valor al mundo dancístico que tanto me había dado me pregunté ¿qué más puedo hacer por la danza desde esta distancia? Escribir. Y al ver la repercusión y resonancia que tuvieron mis palabras, opté por unos objetivos con una mirada un tanto más ambiciosa: abrirle conceptualmente paso al baile y al entrenamiento de la sensibilidad al mundo de lo cotidiano y alcanzable, transmitiendo la idea de que todas las personas poseemos un cuerpo, por ende todas las personas podemos transformarnos y construir desde el movimiento. Para poder generar contenido, hoy por hoy tomo como punto de partida todo lo que pasa experimental y transversalmente por mi cuerpo: mis procesos personales, profesionales y artísticos. Y, si bien, el estudio que hago es minucioso y complejo, busco que el mensaje sea claro e inclusivo. Con respecto a expectativas, por ahora, no perder el hábito de estar despierta a los rumbos que puede ir tomando todo esto -digo, el ejercicio de la difusión y comunicación- y las oportunidades que van apareciendo, siempre desde la coherencia y las ganas, obviamente; desde el foco puesto en propagar una mirada central: todas las personas pueden vivir la experiencia de danzar y, a partir de ello, conducir su vida hacia la sanación y el autoconocimiento. 

 


Fotografía - Gentileza Laura Ávila



AGV: ¿Cómo describirías el campo de la danza en tu contexto actual? 


LA: En mi contexto actual, veo una danza "equilibrista", en etapa de cambios y reacomodos. Y también de recuperación, de traer al presente lo que parecía olvidado o lo que está siendo ignorado. Creo que lo artístico y lo terapéutico van inherentemente de la mano de los contextos sociales, políticos, históricos. Por ello considero que las generaciones que estamos haciendo y siendo dentro del ámbito de la danza hoy, nos encontramos en una especie de "limbo" entre lo que ya no funciona, quizás en la puesta en escena, pero nutre las bases; y lo que sí capta la atención e interpela, tanto a los cuerpos artistas como a los cuerpos espectadores. Los ritmos de vida cambiaron la percepción del tiempo cronológico, la modificación o eliminación de algunos tabúes cambió las problemáticas a priorizar y atender, los recursos disponibles para crear modificaron también las expectativas y deseos del público contemporáneo. Sin embargo, hay algo de lo analógico y lo antiguo que no se puede reemplazar ni suprimir sino más bien complementarse, y eso es lo más interesante de la danza de hoy: acepar el desafío de poder generar un equilibrio.


AGV: ¿Qué entendés por comunicar a través de la danza?


LA: Comunicar a través de la danza para mí es expansión. Cuando una persona puede canalizar lo que vive, lo que siente y lo que piensa a través del movimiento de su cuerpo, está decodificando todo lo que en algún momento no supo sacar a la luz de otra manera. Lo que somos, pensamos y proyectamos, se extiende a través de nuestra danza y pasa así de ser algo singular y propio a algo colectivo y parte de un todo. Entonces en ese preciso instante, en que lo que teníamos adentro puede salir de una manera cristalina, es cuando nos acercamos a niveles más altos de conciencia. Nos elevamos. Y también ayudamos a otras personas a hacerlo, al modificarnos desde ese compartir. Bailar es un acto de comunicación muy genuina. Porque hay un mensaje que se esculpe y se materializa a través de nuestra danza y nuestro cuerpo y aunque parezca algo súper efímero, esa propagación ya queda instalada y esparcida: en el mundo, y para el mundo.-